
Laia siempre ha tenido muy claro que los amigos son la familia que uno elige. El problema comienza cuando se da cuenta de que lleva toda la vida enamorada de su mejor amiga.
Todo lo que antes resultaba sencillo se vuelve complicado. De repente todo está en juego y confesar lo que siente a su mejor amiga puede suponer el fin de toda una vida de amistad. Decidir ser valiente conlleva un riesgo.
¿Confesar la verdad aun sabiendo que puede perderlo todo o seguir mirando hacia otro lado ? ¿Dar un paso más o conformarse con seguir siendo la eterna amiga?
Pasado, presente y futuro confluyen formando un triángulo perfecto en un momento vital en el que tomar decisiones no resultará sencillo y tendrá consecuencias.
¿Se puede estar enamorada de dos personas a la vez?
Esa es la pregunta que se repite en la cabeza de Laia desde que una noche por casualidad conoce a Elena y la línea entre el amor y la amistad se desdibuja. El soplo de aire fresco y la facilidad que supone Elena se vuelven adictivos para Laia.
¿Será Elena el clavo que saque otro clavo?¿Será el deseo y la complicidad entre ambas lo que haga replantearse lo que está empezando a sentir Laia por alguien que no es su mejor amiga? ¿O será simplemente la vida demostrando que a veces somos nosotros quien volvemos complicado todo?
Cerrar heridas en falso termina creando problemas. El regreso del pasado pisando fuerte volverá a poner a Laia en una encrucijada. Es entonces cuando se dará cuenta de que seguir huyendo no es una opción y de que a los problemas hay que mirarlos de frente para poder continuar sin mochilas que lastren el presente.
¿Volverá Laia a tropezar con la misma piedra? ¿Se lanzará a comprobar si segundas partes nunca fueron buenas? ¿O se quedará con el recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue?
Decisiones. Todo en esta vida es una toma constante de decisiones aunque a veces las elecciones no terminen siendo como esperabas.
Zaira J. Guillón, autora del libro Bajo el cielo de noviembre