
Si todavía no sabes quién es San Sebastián fue uno de los primeros mártires del cristianismo. Cuenta la historia que murió saeteado como centurión del ejercito romano en el año 288, por orden del emperador Diocleciano y que fue uno de los primeros en morir luchando y defendiendo esta religión.
Pero ¿cuándo se convirtió este santo en icono gay? Pues fue el escritor Richard A. Kaye en su ensayo Losing his religion, quién sitúa la conversión de San Sebastián en icono de la cultura homosexual a finales del siglo XIX.
“Los hombres gays vieron inmediatamente en Sebastián un anuncio conmovedor del deseo homosexual (de hecho, un ideal homoerótico) y un retrato prototípico de un hombre en el armario torturado”.
Oscar Wilde fue otro de los autores quienes erotizaron y convirtieron al martir en todo un icono gay. Fue en el año 1877, al ver el El martirio de San Sebastián de Guido Reni en el Palazzo Rosso de Génova, cuando lo describa en un soneto como “un niño castaño encantador, con el cabello crujiente y los labios rojos…”.

Y también fue una fotografía de esta misma pintura de Reni el que provocó la primera eyaculación y lo inició en su hábito de la masturbación al escritor japonés Yukio Mishima tal y como narra en sus Confesiones de una máscara. Incluso se fotografió como el mismo San Sebastián de una manera bastante erótica en su propio dolor.

Y tampoco podemos olvidar el primer largometraje a este santo. Fue Derek Jarman con su cinta Sebastiane. Recrea desde el punto de vista histórico la vida y martirio de Sebastián, un soldado romano del siglo IV, canonizado en la Edad Media y que en el siglo XX se convirtió en icono y patrón de la cultura homosexual.
La película se desarrolla dentro del género llamado cinéma vérité mostrando la vida cotidiana de los soldados del imperio romano en un lugar remoto dentro de los confines del imperio romano, dando una visión introspectiva del crecimiento emocional del hombre en contraposición con su fe y la experiencia de su propia naturaleza.