
«El Gobierno tiene que ser valiente y ambicioso y blindar el derecho a la autodeterminación de género de la infancia, la adolescencia y la juventud». Es la reclamación de los jóvenes trans en el Día Internacional de la Juventud, que se conmemora el 12 de agosto, en el que aseguran que «nadie tiene derecho a robarles este período de su vida».
Así lo ha explicado a Efe, Sergio Siverio, coordinador del grupo joven de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), quien ha criticado que se cuestione constantemente que los jóvenes «no tienen edad suficiente para decidir sobre su identidad de genero y que se les niegue el derecho a la libre autodeterminación».
Además, reivindican el derecho de las personas trans a «tener infancia y adolescencia», como explica Sandra, de 22 años, quien siente que a ella «se las robaron».
Según Siverio, los menores de edad están preparados para reconocer su identidad, como avala la realidad que viven estos adolescentes y jóvenes trans, que «manifiestan abiertamente que su identidad de genero no se corresponde con la que les asignaron al nacer».
«Ni el derecho ni la sociedad puedan dar la espalda a esta circunstancia», subraya el representante de la FELGTB, quien insiste en el «malestar extra a la situación de vulnerabibilidad que viven» que genera el no poder plasmar la identidad de género en los documentos en los registros o en los terrenos sanitarios o educativos.
Siverio subraya que esta situación provoca un aumento del nivel de estrés, ansiedad e incluso pensamientos suicidas en algunos casos.
En la actualidad, según denuncia Siverio, el ordenamiento jurídico no garantiza este cambio registral y para poder realizarlo hay que demostrar una «situación estable de transexualidad y madurez suficiente», lo que «obliga a los adolescentes trans a pasar por un psiquiatra» y seguir un tratamiento hormonal durante dos años.
«Tenemos que tener informes de disforia de genero, lo que es inaceptable y se solucionaría blindando el derecho a la autodeterminación del genero en la legislación», asegura Siverio, quien urge a saldar esta deuda en la Ley Estatal LGTBI.
En este sentido, subraya, que la normativa está anquilosada y es patologizante», como demostró el Tribunal Supremo en 2019 al eliminar el requisito de la mayoría de edad para realizar el cambio de género en la documentación oficial.
LEY DE PROTECCIÓN A LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA FRENTE LA VIOLENCIA
Además, la FELGTB también quiere que este derecho se plasme en la Ley de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia, que el Ejecutivo pretende que entre en vigor antes de final de año y que ya contempla la transfobia y la lgtbfobia.
Pero Siverio considera que esta normativa «debe de ir mucho mas allá para proteger a las personas menores de la violencia que en ocasiones se vive en las familias» y que se ha agudizado durante el confinamiento de la COVID-19 en el que jóvenes y adolescentes han tenido que convivir en hogares que no aceptan su orientación sexual, su identidad de genero o sus características sexuales.
Por eso, el responsable de juventud de la FELGTB exige al Gobierno que se posicione «claramente en la defensa de los derechos de los jóvenes trans para reparar las situaciones de violencia que sufren».
FAMILIAS QUE NO ACEPTAN LA REALIDAD
A sus 22 años, Raquel ha vivido el confinamiento «fatal» porque sus padres no la tratan con su género y siguen usando el nombre que le pusieron al nacer, según ha comentado a Efe, al explicar que «no puede ser visible» para evitar problemas.
«En mi casa mis padres lo llevan muy mal y es, sobre todo, por desconocimiento y por ignorancia y por no querer escuchar», subraya esta joven que desde los 6 años sabía que no era como el resto de los «chicos».
Hasta la adolescencia no supo poner nombre a lo que le pasaba ante la falta de referentes, pero tenía «muy claro lo que sentía», por lo que reclama más información y visibilización de la realidad trans.
Raquel aun no ha podido cambiar sus datos en la documentación oficial, pero le gustaría hacerlo para que la vida le resultara más fácil: «para registrarte en cualquier sitio o hacer cualquier trámite te piden el DNI y eso te expone constantemente».
Pero considera que «dos años es mucho tiempo y mientras, sigues enfrentándote a situaciones discriminatorias y teniendo que dar explicaciones».
DISFORIA DE GÉNERO Y DOS AÑOS DE TRATAMIENTO HORMONAL
Sandra, también de 22, si ha podido hacer el cambio registral tras dos años de tratamiento y 10 meses de trámites que inició cuando ya había sufrido «muchas situaciones desagradables» al ir al médico, matricularse en algo o cuando empezó a buscar trabajo.
Se hormona desde los 17 años y ha tenido que cambiar en varias ocasiones de tratamiento por falta de abastecimiento de los fármacos.
Pero no es el único revés que ha sufrido durante el proceso, ya que ha tenido que constatar como en algunos centros de salud hay carteles referentes a «unidades de trastornos de identidad de género» y se ha encontrado con personal sanitario que «explica la transexualidad diciendo que es una psicopatología».
«A mí ya me da igual lo que me digan, pero afrontar todo esto con 15 o 16 años es muy duro, porque se suma al sufrimiento que genera fingir ser alguien que no se es», asegura.