
Desde entonces, la isla se ha consolidado como destino favorito de millones de personas procedentes de todas partes del mundo, y especialmente para el turismo europeo de lujo. Eso sí, Mallorca no ha perdido ni su encanto, ni su humildad, por eso sigue atrayendo cada año a personas de todas las nacionalidades, clases sociales, gustos y preferencias.
Ahora bien, no siempre es fácil encontrar dónde alojarse en Mallorca, pues ante tal avalancha de visitantes, la isla suele estar al máximo de ocupación, sobre todo en los meses de verano. Por eso, quienes prefieren disfrutar de la auténtica esencia de la isla escogen los meses de otoño o invierno para recorrerla sin prisas y sin agobios.
Más que playas y diversión
Esta isla balear es mucho más que bonitas calas y playas o famosos lugares de ocio nocturno. Sus 3.640,11 kilómetros cuadrados ofrecen una larga lista de lugares para visitar. Desde Palma, su capital y centro neurálgico, hasta los pueblos más emblemáticos y con encanto, pasando por las mejores calas y cabos donde ver el atardecer.
No es de extrañar que ante tanta belleza, tanto familias como grupos de amigos de todas las edades queden fascinados. Y es que Mallorca sigue siendo el destino perfecto tanto para una luna de miel como para una despedida de soltero/a, sin duda el mejor sitio para los viajes organizados de jubilados, pero también para el fin de curso de los adolescentes.
Todos son bienvenidos en un territorio donde la naturaleza, la arquitectura y la gastronomía enganchan desde el primer momento. Lo mejor de Mallorca es sin duda que en ella se pueden encontrar desde los alojamientos y restaurantes más lujosos y exclusivos, hasta los más modestos y económicos. La isla ha sabido adaptarse para satisfacer a cualquier persona.
Los mejores sitios para visitar
Sus famosas Cuevas del Drach son visita obligada, además de calas como Caló des Moro, Es Trenc, Cala Mitjana, Cal D’Or o Cala Pi. Y en cuanto a pueblos, los más bonitos son Valldemossa, Sóller, Fornalutx, Deià y PollenÇa, sin olvidar Portocolom, un precioso pueblo pesquero donde descubrir el auténtico sabor de Mallorca.
Los amantes de la naturaleza, no solo pueden disfrutar de los innumerables rincones que la costa ofrece, sino que también pueden perderse en el Parque Natural de Mondragó donde la diversidad paisajística contiene desde orquídeas y pinares, hasta bosques de acebuches, encinas y campos de cultivo, por no hablar de las sabinas litorales.
No hay que olvidar su gastronomía, donde el pescado y marisco fresco son los ingredientes estrella, pero también las hortalizas y legumbres. Pero si hay que probar algo cuando se visita Mallorca, sin duda son sus especialidades. La ensaimada mallorquina es el souvenir preferido de la mayoría de los turistas que visitan la isla cada año. Otras especialidades culinarias son la sobrasada, las cocas, el frito (plato tradicional de carne), el y arròs brut el pan con aceite.
También triunfan sus buñuelos de viento, las empanadas, las galletas de Inca, y el Tumbet, un plato que se sirve frío o caliente al que puede añadirse carne y que consta de varias capas de verduras cortadas en rodajas, fritas y cubiertas de sofrito. El clima, la gastronomía y la belleza natural de Mallorca, además de su variada y extensa red de alojamientos turísticos, la han convertido en lo que es: Unas de las islas más visitadas del continente europeo.