
Seguro que ya habrás oído hablar de ella. Si eres fan de las películas de Spielberg de los ochenta, si te has sentido alguna vez uno de los Goonies y te flipa Stephen King, Stranger Things es tu serie.
Stranger Things se ha convertido ya en la serie del verano y de la que todos hablan. ¿Cómo no habían realizado una serie como esta antes? No lo entendemos sobre todo tras habernos zampado los ocho episodios que componen la serie en sólo un fin de semana.
Los hermanos Duffer nos llevan de manera sobresaliente a los años 80, a través de una serie donde la estética, historia, música, personajes y hasta la cabecera de la serie están cuidados y mimados al máximo para hacernos despertar en esta década. Nostalgia en estado puro.
En ella se respira todo lo que recordamos de esas películas: chicos en bicicletas, fenómenos extraños, el primer amor, humor y suspense a la vez, misterio y aventuras. En ella encontramos a películas como E.T., a los Goonies, a Super 8 y muchas otras historias que nos hicieron disfrutar, soñar y amar el cine desde pequeños.
Pero Stranger Things no es sólo nostalgia. En ella encontramos una gran historia que nos engancha desde el primer minuto y con unos personajes que ya han quedado grabado en nuestros corazones.
De entre todos los personajes, además de la vuelta de Winona Ryder con un gran papel e interpretación, nos quedamos con Millie Brown (Eleven). Una niña que en cada plano es capaz de robar el protagonismo a cualquiera de los que comparte secuencia con solo una de sus miradas.
Podríamos contaros mucho más, pero es mejor que os sorprenda como lo ha hecho a nosotros. Sólo queremos que la veáis y que nos contéis. Eso sí, debéis verla con el corazón.
Por todo esto, y por muchas otras cosas que seguro encontrarás, para nosotros Stranger Things es la serie del verano y quizás del año (con permiso de Juego de Tronos).