
La otra mirada prometía ser la serie revelación de TVE esta temporada y las predicciones se están cumpliendo. El contexto social de nuestro país –podría decirse que internacional debido a su repercusión en todo el mundo–, determinado por manifestaciones históricas con motivo del Día Internacional de la Mujer junto al debate sobre las violaciones, ha favorecido que esta ficción de carácter reivindicativo haya sido bien recibida por la audiencia española.
La serie, ambientada en la Sevilla de los años veinte, narra las experiencias de alumnas y profesoras de una escuela para señoritas, centro de enseñanza anclado en las tradiciones de la época de entreguerras.
Con un reparto encabezado por Patricia López Arnaiz, Macarena García, Cecilia Freire, Ana Wagener y Gloria Muñoz, la ficción apuesta por historias que fueron acalladas en el pasado y a las que quiere dar voz a través de sus personajes femeninos, definidos como “mujeres valientes”.

Diversidad en la escuela
La tradición imperante en la escuela para señoritas comienza a ser cuestionada con la llegada de Teresa (Patricia López Arnaiz), que encuentra refugio en el centro tras huir de Lisboa.
La estética de la nueva profesora –cabello caoba, vestuario considerado masculino, colores llamativos– constituye un elemento clave en la construcción del personaje, que representa lo que está fuera de la norma de la época y se convierte así en el detonante del cambio dentro de la escuela.

En un principio, podría parecer que el carácter desenfadado y revolucionario de Teresa es el ingrediente idóneo para hacer del personaje un referente para las mujeres LGTB+ en la ficción española. Sin embargo, la reticencia de Ángela (Cecilia Freire) ante la llegada de la nueva profesora no es más que una pista de la dirección que tomaría el relato.
El conservadurismo de Ángela y su afán por garantizar la vigencia de la tradición revelan a una mujer anclada en un sistema que no la representa. Pero no es hasta su encuentro con Paula (Pepa Gracia) cuando es consciente de su realidad.
“Era previsible que fuera Teresa la que tuviese una relación homosexual, pero de Ángela no se lo espera nadie. Cómo lo vive y cómo lo lleva me parece una buena forma de dar visibilidad a la homosexualidad en televisión”, ha compartido Cecilia Freire con Diario de Sevilla
En el tercer episodio, titulado ‘Retratos en tonos pastel’, Ángela acude a un estudio de pintura junto a su familia para hacerse un retrato. La artista es Paula y su mérito no es plasmar los rostros de los modelos, sino lograr que Ángela se desinhiba y de rienda suelta a sus deseos.
Desde el primer momento, la mirada de Paula manifiesta su atracción hacia Ángela, pero el personaje de Freire se muestra distante, quizá porque no reconoce sus sensaciones como propias debido a la educación estricta que ha recibido y que trata de inculcar a sus alumnas.

Durante un paseo junto al Guadalquivir, los diálogos ponen de manifiesto la situación: “Nos enseñan a estar siempre calladas, sonriendo y sin quejarnos nunca de nada”, asevera Paula ante una Ángela que no da crédito a sus palabras y responde alegando que tiene “un marido maravilloso y cinco hijos”. Paula es tajante: “No he escuchado la palabra felicidad por ningún lado”.
“[Ángela] Es un personaje con muchas sombras y que a partir de los próximos capítulos va a rozar la locura, va a vivir un viaje a las tinieblas. Tiene un conflicto interno con su sexualidad y en la época no es que estuviera mal visto, es que te mandaban a la cárcel y eso a ella la va a desquiciar”, ha afirmado Cecilia Freire para Diario de Sevilla
La presencia de la artista supone un punto de inflexión en la vida de Ángela, cuya represión –propia y social– comienza a difuminarse. En el cuarto episodio, titulado ‘Derecho a la intimidad’, La otra mirada aborda la sexualidad femenina para desmontar tabúes. Y Ángela, junto al resto de profesoras, se convierte en una alumna más que tiene mucho que aprender sobre su propio cuerpo y los deseos que aún concibe como desconocidos.
“La sociedad considera la experiencia sexual de un hombre como un atributo del desarrollo de su personalidad. Mientras que en el caso de las mujeres es una terrible calamidad”, asevera el personaje de Teresa
Durante la clase de sexualidad impartida por Teresa, se plantean cuestiones relevantes para el crecimiento de Ángela como personaje: “¿Una mujer necesita siempre a un hombre para disfrutar?”.
“Lo más difícil es escucharse a una misma, las preguntas que te haces, sin censura”, reflexiona Ángela
El personaje de Ángela ha comenzado su andadura como representante de las mujeres lesbianas y bisexuales en la pequeña pantalla gracias a la producción de TVE y Boomerang. La evolución de la sexualidad de Ángela será clave para el análisis del tratamiento de la diversidad en televisión.
La otra mirada aspira a convertirse en un referente de ficción en la televisión de España, que apuesta por visibilizar la diversidad en una sociedad heteropatriarcal, localizada en Sevilla. Nada nos gustaría más que el personaje de Cecilia Freire recibiera un tratamiento positivo que sentara las bases para futuras representaciones LGTB+ en nuestra televisión y pusiera fin a los estereotipos. Paugela –así es como la audiencia ha bautizado a la pareja compuesta por Ángela y Paula– ya es real, esperemos que por mucho tiempo.