
Podemos ver nuevos personajes LGTB+ prácticamente en cada serie que se estrena en televisión. Aunque aún queda mucho por hacer en términos de representación, la verdad es que nunca habíamos tenido tantos referentes disponibles.
Quizá, uno de los avances más notables es la de aquellas series en la que la orientación sexual no es más que una característica más del personaje, sin tener especial relevancia para la trama. Hemos llegado a un momento en el que también la fluidez en la orientación sexual y de género comienza a traspasar desde la sociedad a la pantalla.
No podemos olvidar que, por muy importante que sea el reflejo de la diversidad en la pantalla, tal como pasa en la publicidad, esa diversidad solo se refleja cuando comienza a ser asumida por la sociedad o cuando los creadores LGTBI alcanzan posiciones de poder.
Si en la primera Edad de Oro de la televisión ya había personajes gays profundos y complejos como Omar Little (Michael K. Williams) en The Wire o David Fisher (Michael C. Hall) en A Dos Metros Bajo Tierra, ha sido en la Segunda cuando los podemos encontrar en todos los géneros, así como cuando se ha comenzado a abrir al resto de miembros del colectivo.
Los grandes referentes
Antes de hablar de los nuevos personajes LGTB+ vamos a hablar de los antiguos. Hay dos series que supusieron una verdadera revolución para la ficción. Por primera vez, los personajes del colectivo y su vida dentro de la comunidad eran los protagonistas.
Hablamos del referente gay por excelencia, Queer as Folk, cuya versión británica se emitió en 1999 y la estadounidense, suavizada en muchos aspectos, entre 2000 y 2005 en Showtime, y The L World (2004-2009), la versión lésbica de la misma cadena tras el éxito de la primera.
Con un mercado mucho más pequeño, en España fueron webseries las que se convirtieron en referentes. Por una parte, Lo Que Surja, sobre una pandilla de amigos gays, emitida entre 2006 y 2009. Por otra, su equivalente lésbico, Chica busca chica, comenzó al año siguiente. Eso sí, su directora Sonia Sebastián consiguió cerrar la historia en De chica en chica, una película estrenada en 2015.
Looking (2014-2015), sucesora de Queer as Folk, vendida como algo así como la Girls de los gays en San Francisco por HBO, también acabaría siendo cancelada y terminando en una película emitida en 2016.
En Reino Unido, tuvimos como último ejemplo Cucumber, Banana y Tofu, dos series y un documental de una única temporada emitidos en el año 2015 creadas por Russell T. Davies, el creador de la primera Queer as Folk. La última gran protagonista dentro de las series de nicho fue Please, Like Me (2013-2016), una comedia australiana creada y protagonizada por Josh Thomas, si bien estaba más enfocada al gran público que las anteriores con una mayoría de personajes heterosexuales (aunque no su protagonista).
Y es que la tendencia en las nuevas series está eliminando la sensación del público LGTB+ como un nicho unitario. A la mayor aceptación de la homosexualidad por la sociedad, le ha seguido un reflejo de una mayor fluidez sexual y de género en la ficción generalista y, sobre todo, en las series de género.
Los showrunners parecen haberse dado cuenta que el colectivo LGTB+ quiere verse en series que reflejen su realidad, en telenovelas, en ciencia ficción o en fantasía épica. No quieren verse como un nicho de consumo replegado a un único espacio, sino como un colectivo transversal con intereses diversos en la ficción.
Aun así, hay excepciones. La última, No te fíes, soy médica, una webserie LGTBI rodada en Sevilla que se estrenará próximamente.
Transexualidad, un asunto pendiente
Mientras que los personajes gays y lesbianas llevan décadas –con diferentes tratamientos- apareciendo en el cine y la televisión, los personajes trans lo tienen mucho más complicado.
Gran parte de la culpa la tiene la dificultad para el colectivo de incorporarse al mundo laboral y participar en las industrias creativas. No en vano, el porcentaje de paro entre los transexuales alcanza el 85%.
Una excepción lo encontramos en las hermanas Wachowsky, creadoras de Matrix antes de su transición, y de la fantástica Sense8. En la serie, encontramos a Nomi, un personaje trans interpretado por Jamie Clayton, una actriz trans. También lesbianas, gays y bisexuales tienen su hueco en la serie.
Sin embargo, hay que preguntarse si Lana y Lily Wachowsky habrían podido acceder a un proyecto del presupuesto Sense8 si no hubiesen alcanzado la cima de la industria como hombres cisheteros. De hecho, una de ellas hizo pública su transición cuando la serie ya estaba en emisión.
Dejando de lado el caso excepcional de las Wachowsky, las dos mejores aproximaciones a la realidad trans han venido de otros miembros del colectivo. Como Almodóvar en el cine, el primer nombre que se nos viene a la mente es Ryan Murphy con personajes trans relevantes en Glee (Unique Adams y Shannon Beiste) y American Horror Story: Hotel (Elisabeth Taylor).
Sin embargo, su gran aportación a la ficción trans la realizó el año pasado con Pose. Protagonizada por varias actrices trans, Pose nos traslada al Nueva York de los años 80, al comienzo de la cultura ball.
En la serie de FX, disponible en España en HBO, personajes trans interpretados por actrices trans como Blanca Evangelista (MJ Rodríguez), Elektra Abundance (Dominique Jackson) o Angel (India Moore) han conseguido en un solo año pasar a la historia de la televisión.
En esto de dar papeles significativos a actrices trans, la pionera fue Jenji Kohan a Laverne Cox en Orange is the New Black. Aun así, Sophie Burset, el personaje de Cox ha sido siempre secundario a lo largo de todas sus temporadas.
Un caso contrario fue el de Transparent, la serie de Jill Solloway, en el que su personaje protagonista era transexual, Maura Pfefferman, pero estaba interpretada por un actor cisgénero, Jeffrey Tambor, que tras llevarse el Emmy a Mejor Protagonista de Comedia por la serie en 2016, esta última temporada no estará tras ser acusado de acoso sexual. Solloway, se inspiró en la historia personal de sus padres para hacer las series.
En España, curiosamente, no han sido creadores LGTB+ los que han dado al personaje trans más relevante. Este honor corresponde a Sara Millán (Ana Polvorosa) en Las Chicas del Cable, aunque no forma parte de las cinco chicas protagonistas, pero cada vez está tomando una mayor importancia.
Aun menos visibilidad tienes los personajes intersexuales, con la fantástica Lauren Cooper (Bailey De Young) de la serie de MTV Faking It como único referente.
La orientación sexual y la identidad de género como trama básica
Una de las novedades de la Segunda Edad de Oro de las Series es que comenzamos a encontrar series con protagonistas LGTB+ que no están dirigidas únicamente a personas que personas LGTB+. Series en las que la orientación sexual o la identidad de género es importante en la trama, pero que están dirigidas al gran público.
Pose y Transparent son, probablemente los dos ejemplos más paradigmáticos, pero tampoco podemos dejar de lado otras ficciones. American Horror Story: Asylum, de Ryan Murphy, es considerada la mejor versión de la antología y su trama giraba alrededor del ingreso en un psiquiátrico de Lana Winters por su lesbianismo. Winters, además, estaba interpretada por la actriz abiertamente lesbiana Sarah Paulson.
Del mismo autor es la serie basada en una historia real American Crime Story: El asesinato de Gianni Versace, basado en el asesino Andrew Cunanan (Darren Criss), cuyo rechazo por parte de Gianni le llevó a asesinarlo. Esta miniserie no solo estaba protagonizada por un personaje LGTB+ (con un actor heterosexual, Criss habitual en papeles de homosexual desde Glee que ya ha anunciado que no volverá a realizar este tipo de papeles para favorecer la inclusión laboral del colectivo), sino que también ganó el Emmy a la Mejor Miniserie de 2018. En España, está disponible en Netflix y fue emitida por Antena 3.
La comedia de MTV Faking It Por su parte, juega con la orientación sexual dándole la vuelta. Sus protagonistas son dos chicas –en un primer momento- heterosexuales, que se hacen pasar por lesbianas para ser aceptadas, ya que en su instituto de Austin (Texas), son las minorías y los colectivos vulnerables los más populares.
Además de contar con Lauren Cooper, el primer personaje intersexual, esta comedia adolescente cuenta –de sus 5 personajes principales- con tres personajes protagonistas del colectivo LGTBI como son Amy (Rita Volk), Lauren y Shane (Michael Willet).
También a las sitcoms familiares han llegado este tipo de historias. Quizá la más paradigmática es The Real O’Neals, de la cadena en abierto ABC, donde una familia ultracatólica descubre que su hijo es gay. También en la comedia latina Día a Día, de Netflix, la orientación sexual tiene un importante peso en la trama.
La orientación sexual y la identidad de género como una característica más
Los nuevos personajes LGTB+ ya no se circunscriben a series de nicho ni, en muchas ocasiones, sus conflictos principales están relacionados con su orientación sexual o identidad de género. En la actualidad, podemos ver personajes LGTB+ en telenovelas, series de ciencia ficción, terror, fantasía épica o de época.
En muchas de estas series, formar parte del colectivo no es más que otra característica del personaje. Sin embargo, las motivaciones y tramas del mismo no tienen –mayormente- relación con su identidad de género o sus intereses amorosos.
Un ejemplo claro lo encontramos en Orphan Black, donde dos de sus protagonistas, Félix (Jordan Gavaris) y Cosima (Tatiana Maslany, ganadora del Emmy por sus múltiples papeles en la serie a Mejor Actriz de Drama), son gay y lesbiana, respectivamente. Más adelante, también encontramos a Tony, un chico trans también interpretado por Maslany y a Delphine Cormier (Évelyne Brochu), una científica lesbiana.
También en la serie revelación del terror de 2018, La Maldición de Hill House, con el personaje lésbico de Theodora (Kate Siegel). Un caso similar lo vemos en el reboot de Embrujadas con Mel Vera (Melonie Díaz).
Por otra parte, en las series adolescentes también aparecen nuevos personajes LGTB+ en el que sus relaciones son un aspecto totalmente secundario. Un claro ejemplo lo forman la pareja de Dany (Keahu Kahuanui) y Ethan (Charlie Carver) en Teen Wolf, de la MTV, o más recientemente, Legacies, de The CW, con el personaje protagonista de Josie Saltzman (Kaylee Bryant).
En España, quizá el caso más paradigmático sea Helsinki (Darko Peric) y Oslo (Roberto García Ruiz) de La Casa de Papel, aunque según Wikipedia, eran primos y no pareja. En la serie de Movistar + La Peste, Luis de Zúñiga (Paco León) también podría formar parte de este grupo, si bien su orientación sexual terminaría siendo determinante en el desarrollo final del personaje.
También entre ambas características se sitúa In the flesh, ya que si bien la orientación de su protagonista no se conoce hasta el final de la primera temporada, termina siendo relevante para la historia. Son las series de género, por sus características específicas, donde es más habitual que la orientación termine siendo un aspecto secundario y no especialmente importante en la trama.

Bisexualidad y fluidez sexual
Otra característica de los nuevos personajes LGTB+ de la Segunda Edad de Oro de la televisión es la apuesta por la bisexualidad y la fluidez sexual de sus protagonistas.
Siguiendo la estela marcada por Willow (Alyson Hannigan) en Buffy Cazavampiros, que un personaje comience su historia con una relación heterosexual no quiere decir que lo vaya a ser durante todas las temporadas. Puede que cambie su orientación, puede que simplemente experimente o que haya sido bisexual todo el tiempo y no nos lo hayan contado.
SI hay una serie marcada por la fluidez sexual, esa es Black Sails, la serie de piratas que cuenta el previo a La Isla del Tesoro de Robert Louis Stevenson. En las últimas temporadas de la misma descubrimos como la motivación de su hasta entonces heterosexual protagonista, el Capitan Flint (Toby Stephens) no es más que vengar a su antiguo amante masculino. Otros personajes de la serie como Anne Bonny (Claire Paget) o Max (Jessica Parker Kennedy) son abiertamente bisexuales.
También bisexual es Jack Harkness (John Barrowman), personaje recurrente en Doctor Who y protagonista de Torchwood, donde junto a Ianto Jones (Gareth David-Lloyd) tiene uno de los romances LGTB+ más bonitos de la televisión. Detrás del personaje se encuentra Russell T. Davies, el ya mencionado creador de Queer As Folk.
En la serie relevación del año pasado, Killing Eve (HBO España) Eve Polastri (Sandra Oh), su protagonista, está felizmente casada y es heterosexual, pero tras conocer a Vilanelle (Jodie Comer), una asesina a sueldo bisexual surge una atracción irresistible. Algo parecido ocurre en la cuarta temporada de Jane The Virgin, cuando Petra Solano (Yael Grobglas) descubre que su sexualidad es mucho más flexible de lo que pensaba.
También en España, la bisexualidad y la fluidez sexual están cada vez más recientes. Un ejemplo paradigmático es el de Macarena Ferreiro (Maggie Civantos) en Vis a Vis (A3 y FOX), otra de las series con mayor diversidad LGTB+ de nuestra televisión, ya que cuenta con personajes lésbicos como Saray (Alba Flores), Rizos (Berta Vázquez) y trans con Luna (Abril Zamora). Aunque en este caso la inspiración en cuanto a diversidad en Orange Is The New Black es notable, también tenemos otros ejemplos en series como Élite (Netflix) o El Embarcadero (Movistar +).
Por último, no podíamos dejar de mencionar en este apartado a la serie más exitosa de los últimos años, Juego de Tronos, en el que Oberyn Martell (Pedro Pascal) y Ellaria Arena (Indira Varma) forman parte de esta categoría. En otras series de fantasía épica, en este caso adolescentes, como Las Crónicas de Shannara (MTV) o The Magicians (Sci-Fy), la fluidez sexual también tiene su espacio con personajes protagonistas como Eretria (Ivana Baquero) o Quentin (Jason Ralph), respectivamente.
En las series de hoy en día, incluso puedes ser una femme fatale en el sentido más tradicional del término como Allison DiLaurentis (Sasha Pieterse) en Pretty Little Liars para terminar la ficción como madre en una estabilísima pareja lésbica con tu mejor amiga lesbiana de la infancia, Emily (Shay Mitchell). La personalidad de los personajes fluye y nada tiene por qué terminar siendo lo que parece en términos de representación LGTBI.
Lo tradicional: personajes secundarios LGTB+ con tramas LGTB+
Por supuesto, estas nuevas tendencias no quieren decir que la forma más tradicional de aparecer en la ficción no se mantenga. Es decir, la aparición de personajes secundarios LGTB+ con tramas en las que su orientación sexual o identidad de género es lo más importante. Se trata de la forma más habitual de aparecer en las series generalistas.
A veces, también el tratamiento de estos personajes va evolucionando o sus tramas cambian y pasan a no tener nada que ver con su orientación. Un ejemplo muy claro es el de Thomas Barrow (Rob James-Collier) en la serie de época Downton Abbey.
Esta apertura al colectivo LGTB+ se puede ver claramente en las series más longevas, como Los Simpsons, vemos como algunos de sus personajes como Waylon Smithers o Patty Bouvier terminan saliendo del armario, aunque durante las primeras temporadas no se dijera abiertamente.
También empieza a ser habitual mostrar nuevos modelos de familia. Quizá la familia más famosa sea la formada por Mitchell (Jesse Tyler Ferguson) y Cameron (Eric Stonestreet) en Modern Family, pero tampoco podemos olvidar a los padres de Rachel Berry (Lea Michele) en Glee o las madres de Polo en la española Élite.
El descubrimiento de tu propia sexualidad sigue siendo germen del drama en personajes como Bruno (Merlí), Paula y Ángela (La Otra Mirada), Julián (La Casa de las Flores), Lito (Sense8) Isak (Skam) o Omar y Ánder en Élite. O, incluso, la no aceptación por la sociedad como en el caso de Emily en The Handmaid’s Tale.
Pero, a la vez, otros personajes nos muestran cómo vivir con su sexualidad no tiene por qué suponer ningún problema interno. Algunos ejemplos paradigmáticos son personajes como Eric (Sex Education), Irene Larra (El Ministerio del Tiempo), Joe Strong (Midnight, Texas), Ambrose (Las escalofriantes aventuras de Sabrina), Klaus (The Umbrella Academy) o Loras Tyrell, Renly Baratheon o Yara Greyjoy en Juego de Tronos.
Ganando espacios para el colectivo
Seguro que hay cientos de nombres que se os han venido a la cabeza mientras leíais este artículo. Que haya tenido que dejarme tantos ejemplos fuera es una noticia estupenda que refleja la diversidad que comienza a aparecer en televisión. Una diversidad, sin embargo, que aún está lejos de reflejar todos los matices que hay en la sociedad.
Hay que agradecer a creadores como Ryan Murphy, Jill Solloway, Lily y Lana Wachowsky o Russell T. Davies su lucha por la visibilidad y la creación de nuevos personajes LGTB+ que poco a poco van abandonando los estereotipos o que incluso los van abrazando, porque en la sociedad hay espacio para todos y la televisión debe reflejarlo.
Para personajes transexuales como Sophie Burset y transgéneros como Elisabeth Taylor, para intersexuales como Lauren Cooper y bisexuales como el Capitán Flint. Para gays con pluma como Eric Effiong y grandes reyes como Renly Baratheon, para asesinas a sueldo bisexuales, ángeles, brujas, superhéroes, demonios, vampiros y hombres lobo. Oportunistas, villanos y protagonistas con un corazón de oro.