
Todavía no nos habíamos repuesto de la impresión que fueron las Spice Girls (que no obstante se desinflaron prácticamente al minuto de aparecer). Britney llegó para quedarse.
Esta chica de 16 años por aquel entonces, vestida de colegiala sexy, parecía una fantasía diseñada para conquistar al público heterosexual, pero nada más lejos de la realidad. Siguiendo la estela de iconos como Madonna, Cher o Kylie; Spears firmaba una alianza con el público homosexual que la ha mantenido en el candelero durante unos veinte años.
Con Britney hemos cantado en la ducha, sudado bailando, sufrido por sus dramas y disfrutado su desvergüenza y desparpajo en el escenario.
Por otro lado, ha sido la última estrella del pop que se ha comportado como una estrella del rock, ajena a los juicios de los demás y deseosa de ser
libre a pesar de que finalmente ha perdido la batalla y vive bajo el influjo de los antidepresivos. Nos hizo creer que había sobrevivido a un año 2007 desastroso, que la marcó para siempre.
Desde el nacimiento de Britney Spears, como estrella del pop no ha habido ni una sola cantante de pop femenina que no haya tratado de hacerse con el público “entendido”. Lady Gaga, Katy Perry, Taylor Swift, Nicki Minaj, Becky G. y Jennifer López han conseguido, entre muchas otras, hacerse un hueco en los corazones de la comunidad gay internacional.
Cada generación ha tenido su propia diva del pop, pero yo me atrevo a afirmar que Britney Spears es la única que ha encandilado a los gays de todas las edades y ha conseguido ponerlos de acuerdo. ¡Es única!
Actualmente Britney vive una etapa tranquila, encarando la madurez sin hacer demasiado ruido mediático, aunque estamos muy seguros de que todavía no ha dicho su última palabra y nos quedan muchas nuevas canciones que disfrutar.