El queer es un término anglosajón que se traduce al español como “extraño”. Procedente del siglo XVII hacía referencia en un principio a aquellos hombres más “afeminados” y a las mujeres “masculinas”. Sin embargo, con el tiempo se convirtió en toda una revolución para el mundo LGBT, transformando todas sus connotaciones negativas en una forma de identificación. Hoy se relaciona directamente con una identidad sexual o de género no correspondida a las establecidas.
En la moda el queer es entendido como la esencia homosexual que marca el mundo de la alta costura. Y es que es imposible negar que la moda está influenciada por homosexuales, desde Balenciaga a Dior o Gianni Versace. Porque en una etapa trasgresora estos diseñadores utilizaron la ropa para crear un debate sobre la subversión del género, debate que actualmente no sólo se mantiene sino que se refuerza.
El queer cobra importancia en el siglo XX cuando diseñadores abiertamente gays como Versace abrían pasarelas llevando la controversia homoerótica. Tiempo en el que se desafía lo establecido, rompiendo con la heteronormatividad y difuminando la barrera entre géneros. Actualmente marcas como Eckhaus Latta, diseñadores como Marc Jobes, cantantes, actrices y modelos apuestan por el queer. Este sería el caso de Stella Maxwell, uno de los ángeles de Victoria Secret. Esta joven modelo se convirtió en todo un icono de esta tendencia debido a su relación con Miley Cyrus. Así mismo, diseñadores como Gareth Pugh o drag queens como Sasha Velour defienden el queer como una visión de futuro y revolucionan las pasarelas a base de cuero y conjuntos extrovertidos, dando visibilidad a una cara de la moda que siempre ha estado presente.
