Tras ser elegido el preso más sexy del mundo, Jeremy Meeks sale de la cárcel y conquista el mundo de la moda desde Nueva York.
“Soy un pobre presidiario, soy un pobre pajarillo que muy pronto a de volar. Soy un hombre que se muere porque ya nadie me quiere y nadie me va a esperar”. Mientras, emulando a Antonio Molina, cantaba esta coplilla en prisión Jeremy Meeks al ser detenido y condenado a 27 meses de prisión por un atraco a mano armado en California, fuera lo coronaban como el preso más sexy del mundo.
Eso ocurría en el año 2014 cuando la Policía Nacional de Los Ángeles colgaba su ficha policial en su página de Facebook y 40 mil me gustas le dieron la fama mundial. Mientras tanto, Jeremy, como decía la canción, sabía que “era un pajarillo que nació para cantar y por eso espero la libertad”.
Y como dicen que toda espera tiene su recompensa, la de este delincuente de 33 años de edad no se hizo esperar y dos meses después de salir de prisión en 2016 ya promocionaba material del equipo de baloncesto Golden State Warriors y, en febrero 2017, debutaba como modelo en la Semana de la Moda de Nueva York.
Y ya se sabe que de Nueva York al cielo y ahí se encuentra este hombre, que parece sacado de la serie de televisión Prison Break y que ha convertido su vida en una nueva revisión del mito de Pretty Woman, pero, en su caso, como el ‘Handsome Man’.
Jeremy ha cambiado la cárcel y las duchas comunitarias, con su jabón y la buena compañía, por la alta sociedad y los viajes. Y es que este atractivo ex delincuente se ha enamorado de Chloe Green, heredera de la firma Top Shop. Compartiendo yate y paseo por alta mar con Sir Philip Green, que es el creador de este imperio de la moda.
Sin lugar a dudas y sin dejar de perder esa pinta de malote, con la cabeza rapada y el cuerpo ultra tatuado, como los presidarios y porteadores de muelle de tiempos pasados, Jeremy es todo un bellezón de hombre. El modelo tiene unos ojos claros que te hipnotizan cuando te miran y unos labios que pueden ejercer de airbag para las duras caídas.
En las redes sociales, como en la vida real, es toda una estrella con más de un millón de seguidores en Instagram, que siguen imagen a imagen la vida de este ex presidiario convertido en icono de la moda.
Habrá que darle tiempo al tiempo para ver si la realidad es más dura y menos idílica que la ficción, y si, al final, la cabra siempre termina tirando al monte y al chico le puede el mundo oscuro de la delincuencia al de los brillos y luces de la fama. Mientras tanto se le ve viviendo y disfrutando del momento, que de eso se trata.
