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La migración LGTB+ por la ultraderecha

Los movimientos migratorios de personas LGTB+ no son ninguna novedad, y son varias las razones para que estos se produzcan

Estas son la huída de países donde ser LGTB+ es ilegal o lugares donde, pese a ser legal, siempre encontramos trabas para desarrollar nuestro proyecto de vida de forma libre y plena. Pueden deberse también a un entorno familiar y vecinal que no nos acepta como somos y nos termina por echar de nuestra casa o señalarnos en el municipio. Otro caso puede ser el simple hecho de emigrar a localidades donde ha surgido una vida cultural en torno al colectivo que nos hace tener más facilidades para desarrollar nuestra vida tal y como queremos.

Sin embargo, los actuales desplazamientos de personas LGTB+ se deben en gran medida al aumento del odio que ha calado en las sociedades del mundo por el discurso de una ultraderecha que ha ascendido rápidamente hasta ganarse segundos y terceros puestos en cuanto a número de votos y gran apoyo en la sociedad. Sobra mencionar países donde se nos criminaliza por ser quienes somos, ya que es evidente que desde esos lugares siempre llegarán inmigrantes que, por su condición sexual y de género, no son aceptados en sus países de origen.

Dentro de las crisis de refugiados que ha vivido el mundo en la última década, muchas personas LGTB+ provenientes de países en guerra o lugares peligrosos para su vida han emigrado a Europa y  Norteamérica, lugares del mundo aparentemente respetuosas con el colectivo y donde se respira paz, para rehacer sus vidas en un entorno seguro. Estas crisis han desencadenado otras crisis de carácter político, económico y social, como una reacción en cadena, y en cuestiones LGTB+, es esa crisis social la que enfrenta a un colectivo cishetero «mayoritario» y hegemónico y a las personas no normativas. Siendo el colectivo LGTB+ uno de los más vulnerables y atacados de la Historia, los partidos de ultraderecha han aprovechado las crisis sociales para atacarnos a medida que íbamos avanzando en nuestros derechos y consiguiendo mayor visibilidad en la sociedad.

Cuando ese odio y esa LGTBfobia se instalan con facilidad en el pensamiento social y en los debates políticos y sociales de países donde supuestamente se respetan nuestros derechos, es entonces cuando debemos afirmar que tenemos un gran problema, ya que no hablamos de lugares del mundo donde se nos esté criminalizando desde tiempos inmemoriales, sino de países avanzados en materia de Derechos Humanos en los que ya teníamos nuestros espacios.

migración LGTB+En Europa, desde la primera mitad de los años 2010 la ultraderecha se ha ido abriendo hueco a pasos agigantados mediante discursos xenófobos, racistas y muy cargados de LGTBfobia. En cuanto a esto último, la LGTBfobia ha sido una de las premisas clave de la ultraderecha en varios países. Son más que conocidos los casos de la ultraderecha polaca y húngara, que han llevado a la cabeza de su discurso el ataque a las personas de nuestro colectivo, muy presente también en la extrema derecha española. En España, uno de los países pioneros en derechos LGTB+ del mundo, hemos pasado en solo cuatro años de celebrar el World Pride a ser noticia en todo el mundo por el asesinato de Samuel. Es evidente cómo el odio se ha instalado en una parte de la sociedad. No obstante, los ránkings siguen situando a España como uno de los países europeos más respetuosos con el colectivo, y es también uno de los destinos preferidos por la comunidad de inmigrantes LGTB+ para rehacer sus vidas.

Dentro de Europa, muchas personas LGTB+ de los países más discriminatorios se han visto obligadas a marcharse para huir del peligro de ser atacadas, agredidas, juzgadas e incluso asesinadas por ser quienes son. Y no solo por el peligro, sino también por las dificultades legales para desarrollar una vida plena. En aquellos lugares donde no existe legislación específica para proteger al colectivo, es como si no existiéramos. Además, el hecho de que legalmente «no existamos» da mucha mayor facilidad a la LGTBfobia para instalarse en el imaginario colectivo, ya que sin protección legal estamos abandonadxs a nuestra suerte y somos mucho más vulnerables.

Esto no ocurre únicamente en Europa, sino en muchos otros países donde, pese a que no se nos criminaliza de iure, las personas LGTB+ seguimos siendo el blanco de los discursos de odio. Esto acaba derivando en violencia hacia nosotrxs que se manifiesta de muchas formas, y es una de las principales razones para que las personas del colectivo decidamos abandonar el país en cuestión y rehacer nuestras vidas en lugares donde no corramos ese peligro.

A mayores, como es evidente, en aquellos países y regiones donde nos encarcelan, nos agreden, nos torturan y nos matan por ser quienes somos, las personas LGTB+ nos vemos obligadas a huir para salvar nuestras vidas. Por desgracia, no todos los miembros de la comunidad tienen la ocasión para emigrar de su lugar de origen para vivir en libertad, ya sea por dificultades económicas o por rechazo de otros países a las solicitudes de asilo. Por lo tanto, muchas personas acaban viéndose obligadas a vivir una doble vida que puede derivar en depresión, crisis existenciales e incluso suicidios.

Como colectivo, es necesario que demos visibilidad a toda esta odisea a la que personas LGTB+ de otros lugares del mundo se ven expuestas y que exijamos soluciones, además de visibilizarnos nosotrxs en nuestros países para conseguir que sean lugares seguros para todas las personas LGTB+ del mundo.

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