El deporte, la moda y las redes sociales vertebran la vida de este guapo italiano, que tiene cautivado al mundo a través de su perfil de Instagram. Se llama Edoardo Santonocito y su vida se puede resumir con aquel clásico musical de Torrelledó que decía aquello de “estoy loco por el tenis, me encanta su juego tan emocionante… Estoy loco por el tenis y lo quiero practicar para ver si mañana soy un Santana para triunfar”.
Y es que además de ser modelo y todo un influencer de las redes sociales, con un millón de seguidores, Edoardo es entrenador de tenis. Su pasión por este deporte le viene del verano de 2006, cuando su madre, al verlo todo el tiempo con el ordenador y la Playstation, decide apuntarlo a un club de tenis que había cerca de casa. Allí descubrió su pasión por la raqueta y desde entonces se convirtió en el eje de su vida.
Pero no siempre fue así, ya que cuando era niño tuvo varios sueños y aspiraciones. En un principio, Santonocito soñaba con ser astronauta y viajar por el espacio. Pero, con el tiempo, puso los pies en la tierra y se decantó más por ser un biólogo o veterinario. Hasta que el deporte entró en su vida, primero con el fútbol, que practicó de más pequeño, y luego ya con el tenis.
La única pena que tiene este rubio impresionante, que reside actualmente en Génova (Italia), es no haber podido convertirse en jugador profesional, ya que, con 20 años, tuvo que interrumpir su carrera por una serie de problemas familiares. Pero actualmente, ha volcado su pasión en enseñar a los más pequeños. Y, si con 15 años, soñaba con estar entre los 10 mejores jugadores del mundo, ahora focaliza todos sus esfuerzos en que sus aprendices sean uno de los 100 mejores de la ATP o la Asociación de Tenistas Profesionales.
Actualmente entrena en dos clubes de la ciudad de Génova y compagina esta labor con la de influencer, viajando cada vez que tiene una oportunidad para conocer nuevos rincones con los que enriquecerse personal y culturalmente para poder transmitirlo al mundo a través de sus canales en redes sociales.
Pero, sin lugar a duda, su gran pasión, como ya hemos dicho, es el deporte. Al menos cuatro veces a la semana acude al gimnasio, ya que el encanta cuidar su cuerpo y estar bien. Pero Edoardo es un alma inquieta al que le gusta descubrir nuevas prácticas. Una de ellos es el esquí y, cada vez que puede, sobre todo en invierno, se escapa los fines de semana para ponerse los esquís y disfrutar del deporte en la naturaleza.
Entre sus proyectos de futuro, la expansión de su labor profesional como entrenador de tenis, tanto a nivel regional como nacional, en su Italia natal. Su deseo, convertirse en un referente de la industria del tenis. Y, en cuanto a su labor en redes sociales, le gustaría seguir creciendo, no tanto en número de seguidores, que le sobran. Se refiere al hecho de que su imagen sea cada vez más influyente, de manera positiva, para todos los que le siguen.
Una imagen a la que no podemos ponerle ninguna pega. Su cuerpo es prácticamente incuestionable, no le cabe una crítica, entre tanto músculo y fibra perfectamente desarrollados. Y su cara nos tiene enamorados con ese mar azul que se abre a nuestro paso cada vez que lo miramos a sus ojos. Además de ese look Bieber (Justin) con ese pelazo rubio con flequillo que nos enloquece. Porque algunos ya estamos pasados de edad, sino no nos importaría ponernos a sus órdenes y que nos enseñe a coger la raqueta por el mango para decirle que estamos locos por el tenis.
