
La primera vez
Nunca me había acostado con una mujer y de las experiencias con hombres mejor no hablar. Pero ella, ella sí que sabía cómo hacer que me sintiera cómoda y me explotara el alma.
Recuerdo nuestra primera vez juntas, después de largos besos y caricias desafiantes, empezamos a desudarnos, o más bien nos arrancamos las ropa como dos salvajes. Me puso contra la pared y empezaron a endurecerse mis pezones. Su monte empujaba mis nalgas, su mano estiraba mi pelo con fuerza mientras su lengua recorría las curvas de mi oreja.
Y qué decir de ese momento en el que ella estaba tumbada con los ojos cerrados. Aproveché para sentarme y dejar todo el calor de mi sexo en sus labios. Me excite como nunca lo había hecho cuando empezó a explorar todo el área circundante hasta llegar a mi clítoris.
Inicia un beso largo y húmedo.
Me estremezco y balanceo…
Mi orgasmo en su boca…
Su boca empapada…