
El contexto social y cultural tras la Segunda Guerra Mundial favoreció, junto a la publicación del Informe Kinsey y su contribución a la visibilización de la homosexualidad, la proliferación de literatura LGBT en Estados Unidos.
El fenómeno literario pulp gay y lésbico surgió como un nuevo género que exploraba la transgresión y desviación de lo pre-establecido. Consistía en la exaltación del sexo, las drogas y las experiencias sexuales alternativas.
El carácter rompedor de este tipo de literatura permaneció oculto en sus puntos de venta, donde estaba estratégicamente posicionada para que quienes sabían lo que querían supieran encontrarla. Títulos como ‘The Third Sex’ (1959), de Artemis Smith; ‘Skid Row Sweetie’ (1968), de Gene North; y ‘Unnatural Wife’ (1970), de Jay Carr; son considerados clásicos de la literatura pulp homosexual.
Concebidos como libros económicos y de encuadernación rústica, las portadas estaban diseñadas para captar la atención. Los colores vívidos y el tratamiento de temas tabú, como la prostitución, el mestizaje, la violación, la homosexualidad masculina y el lesbianismo, hicieron de esta literatura un fenómeno editorial.
La primera novela pulp sobre homosexualidad fue ‘Men into Beasts’ (1952), de George Viereck. Escrita por el poeta, enviado a prisión durante la Segunda Guerra Mundial como condena por su labor propagandística para la Alemania nazi, es una obra no ficcional que relata la vida en prisión y las brutalidades tras sus muros.
El verdadero boom de la literatura pulp lo experimentó la vertiente lésbica. La razón del éxito reside en el elevado porcentaje de hombres heterosexuales con intereses voyeristas que disfrutaban de las experiencias sexuales entre mujeres.
Sin embargo, el público de estos libros también se componía de lesbianas, que se hallaron representadas en la literatura en una época caracterizada por la inexistencia de novela lésbica.
La escasa afición de las mujeres de los años cincuenta a los romances homo-eróticos fue clave para el éxito del pulp lésbico. La catalogación del pulp gay como novela pornográfica dificultó la difusión de la literatura homosexual al adquirir connotaciones negativas.
La popularidad de este género literario se vio frenada por la censura. Si una novela realizaba un tratamiento positivo de un hombre o una mujer homosexual, dicho personaje tendría que evolucionar de forma que el lector considerase obscenos sus actos. En caso de que los autores no respetasen la legislación, la violación de las normas podría suponer el cese inmediato de la actividad de la empresa correspondiente.
La solución para mantener la publicación de estas novelas era asegurarse de que el personaje gay o lésbico tuviera un final trágico: un hospital psiquiátrico, un asesinato dramático, un suicidio…
Esta tendencia a castigar a los personajes LGBT es una herencia de la sociedad hetero-normativa que aún sigue presente en las representaciones culturales contemporáneas y que sitúan en el punto de mira del activismo LGBT a escritores y guionistas.
Ref. Bibliográfica: Cotilla Conceição, J. M. (2016). El fomento a la lectura, la literatura en el ámbito LGBT y la necesidad de una ‘Novela Blanca’ en el periodo de la adolescencia (Tesis doctoral), págs. 108 a 111.