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Literatura LGTB+: Clásicas y modernas; mujeres reales y de letras

El mundo ha cambiado mucho y aunque las mujeres siempre hemos sido de armas tomar, la censura literaria y la ruptura de nuestras voces ha sido siempre (y es aún) muy común en los círculos literarios e intelectuales

La literatura es un mundo de hombres y para hombres o siempre lo fue, al menos, hasta que las mujeres, gracias a los movimientos románticos, al feminismo y a la modernidad supimos aprovechar los halos de vanguardia para hacernos un hueco entre el elenco de autores que conformaban eso que algunos poetas queer han identificado como poetarcado.

Si nos fijamos en la cultura general bajo parámetros lingüísticos, resulta imposible no asumir como cierto que las artes, la lengua y la vida en general eran nominativamente masculinas. Los hombres eran el sujeto de las cosas y las mujeres el objeto que poetas, narradores y dramaturgos cubrían de deseo cumpliendo con los cánones del cisheteropoetarcado.

Frente a eso, las mujeres, siempre sumisas, y el resto de la otredad (racializada, LGTB+, clase obrera) no podían hacer más que aceptar las generalidades, hasta que el feminismo y las luchas sociales nos dieron las armas para cambiar el mundo. Como en un juego de máscaras, invertimos los papeles y nos apropiamos de ellos: pasamos de meros destinatarios a ser agentes de las letras y, por qué no, a crear y demostrar que nuestro mundo también merece ser conocido.

Literatura LGTB+Esa liberación supuso un cambio pleno, sobre todo, en el caso de las mujeres LBT. Aunque primero fueron los hombres franceses los que se apropiaron de este tema (vid Honoré de Balzac, Théophile Gautier o Charles Baudelaire, entre otros), fueron aquellas mujeres francesas de la orilla izquierda del Sena las que acabaron haciendo suyo el lesbianismo, pasando su vida a los libros, atreviéndose, por fin, a descubrir a esas Femmes damnées que, durante mucho tiempo, escritoras clásicas como Louise Labé, Charlotte Charke y Margaret Fuller  habrían masculinizado para lograr pasar la censura y el canon.

Literatura LGTB+Las mujeres pasamos de ser objeto de deseo a sujeto consciente de los libros y de las artes en general, por eso, plenamente necesario seguir reivindicando nuestro papel como personas que deben ser representadas y escuchadas en igualdad, sí, pero también como agentes de mundos en los que ser mujer era estar encasillada en personajes planos y casi sin sentido real más  allá que alabar al hombre de turno. Ahora, poco a poco, somos las propias mujeres quienes hablamos y quienes creamos personajes que se desarrollan sin ataduras.

La literatura siempre fue la forma de crear mundos nuevos y mejores, por lo tanto, sigamos hablando de nosotras sin caer en elpoetarcado. Será la única forma de visibilizar y ser libres.

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