
Desde los inicios de la historia, la Literatura se constituyó como el elemento de cultura que, por un lado, nos mostraba la diversidad propia de la naturaleza humana no solo de una forma vivencial, sino también desde el punto de vista conductual, cultural y social; mientras que, por otro, se convirtió a través de su hecho material, esto es, el libro, en una forma de perpetuar una identidad individual y social que nos permite rescatar el pensamiento que se ha transformado a lo largo de los siglos.
De esta forma, la acción de leer se convirtió en una posibilidad que nos permite abrir nuevas ventanas al mundo para sacarnos del ensimismamiento en el que el ser humano, como ser eminentemente egocéntrico, vive su vida. Leer, al fin y al cabo, nos permite viajar y nos lleva a tener la capacidad de comprender el mundo. Tanto es así que, como dijo Unamuno, el fascismo se cura leyendo y el racismo viajando, por lo que el libro, por sí mismo, se convierte desde un primer momento en un elemento curativo para la razón y el corazón porque nos permite acabar con ambas realidades con solo abrir una de sus páginas.
Basándonos en las palabras de este gran autor del siglo XX, un siglo después nos vemos en la obligación de volver a recordar esta cuestión dado que el neofascismo nos acecha, nos persigue, incluso nos echa de lo que ellos consideran “sus calles”. Estas manifestaciones tan flagrantes de la intolerancia que se expanden por España y por todo el mundo no pueden dejarnos impávidos, por lo que, desde aquí, hoy, intentaré hacer una metempsicosis con aquellos que, desde la trinchera y desde los ríos de tinta y sangre que corrieron hace casi 100 años, lucharon contra el fascismo desde sus inicios. Intentaré, por tanto, mostrar algunos libros de hoy que pueden ayudarnos a encontrar y conocer la diversidad sexual e identitaria que nos representa como colectivo, una diversidad que sigue tan perseguida como lo ha estado siempre.

La explosión que ha tenido el mundo editorial LGTB+ en las últimas décadas ha permitido que nuestros testimonios colectivos no tengan por qué caer en el olvido, pero, sobre todo, más allá de mostrarnos historias de amor con toques dramáticos de las que ya hemos hablado en otras ocasiones, existe toda una línea editorial que se propone como una forma de hacer historia, quizás no la Historia que conocemos y se estudia en las aulas, sino de aquella que, como decía nuestro querido Unamuno, se constituía como intrahistoria.
Entre los libros que pueden destacarse al respecto, resulta muy importante acercarse a aquellos que nos hablan sobre cómo el colectivo LGTB+ ha evolucionado y se ha propuesto una serie de objetivos que ha ido consiguiendo poco a poco, a pesar de que muchos estén aún en nuestra lista de pendientes.
En este tipo de literatura destacan Alberto Mira con su nuevo libro Crónica de un devenir (2021) y Ramón Martínez con los ya clásicos títulos Cultura de la Homofobia y cómo acabar con ella (2016) y Lo nuestro sí que es mundial (2017).
Frente a estos títulos de carácter más general, resultan llamativos otros que han sido dedicados a mostrar el testimonio de diversas personas que han vivido situaciones de LGTBfobia, mostrando de una forma fidedigna por qué el pensamiento reaccionario de la heteronormatividad tiene como fin intentar borrar nuestras huellas. En este caso nos encontramos con ensayos que nos muestran la visión europea como el de Rubén Serrano: No estamos tan bien: Nacer, crecer y vivir fuera de la norma en España (2020), la americana: Cómo luchamos por nuestras vidas de Saeed Jones, (2021) y la africana: Yo no quería ser madre: vidas forzadas de mujeres fuera de la norma (2019).
En contrapunto a esta visión tan descarnada del problema de la LGTBfobia, libros como Marternidades Cuir (2020) nos muestran una forma de vida que, aunque parta de la procreación como fundamento de igualdad con la sociedad cishetero, despliega las vivencias de una maternidad diferente en cuanto a la diversidad misma y nos descubre que, al fin y al cabo, somos, sentimos y vivimos como cualquier persona adaptada a la norma.
Por eso, porque no existe diferencia alguna entre nosotros y aquellos que, gracias a una cultura patriarcal y LGTBfoba, se creen “normales”, mostrar estos testimonios y acercarlos a personas que no pertenezcan al colectivo, seguramente favorezca la posibilidad de poder cambiar el pensamiento y rebatir con argumentos a aquellos propagadores de lo reaccionario que no nos toleran.
Como he dicho antes, leer es viajar a otros mundos y conocernos a nosotros mismos, por ello, dejad huella, sin miedo, sin esconderse. Hagamos uso de la medicina literaria; dejemos que nos conozcan y vivamos, vivamos como lo que somos: personas libres más allá de la cultura y el pensamiento de la heteronormatividad.