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Homoerotismo clásico: la visión de los amantes en la Antigüedad

Rastrear el homoerotismo siempre ha sido una tarea ardua, puesto que la literatura que nos ha llegado ni está completa, ni sabemos a ciencia cierta si es espuria o la censura, por una única vez, ha obviado el Clasicismo para respetar la valía de aquellos tiempos dorados de la humanidad

La pregunta es ¿acaso existían en aquella Antigüedad Clásica lxs amantes LGTB+? La respuesta es obvia si atendemos a la lógica y los testimonios, pero no siempre sabemos dónde indagar para encontrarlos, para saber cómo vivían, cómo amaban o cómo se relacionaban entre sí.

Asumimos que las relaciones homosexuales existían por poemas como el de Catulo Pedicabo ego vos et irrumabo, donde claramente (aunque no de la forma más amistosa posible), el poeta del amor dice que la pederastia —entendida como se entendía en aquella época— era algo común y que él mismo penetraría el culo y la boca de las personas a las que escribía el poema.

Pero más allá de este poema catuliano tan famoso, donde más que amor desprende odio y lo hace a través de una sucinta homofobia, lxs amantes LGTB+ encontraron en la época Clásica un espacio entre los versos.

El caso más llamativo es el de Aquiles y Patroclo, a los que una mala adaptación hollywoodiense nombró ‘primos’ (resultando in- cluso cómico el uso de ese parentesco por ser el que se empleaba en la época de las dictaduras para las parejas LGTB+ que convivían).

Sin que quepa duda alguna para muchxs de que esta es, quizás, la relación homoerótica más famosa, no deja de ser compleja esta interpretación puesto que Homero no deja evidencias claras de esa relación y, sobre todo, existe la controversia de que los supuestos ‘primos’ tenían edades semejantes, lo que no estaba bien visto en la época y supone una cierta reticencia por parte de los expertos.

Otros casos de amantes clásicos son los de los reyes y emperadores. En este caso no hay duda, aunque no sería tanto un ejemplo literario, sino cronístico. Casos como el de Adriano y Antinoo o el de los besos y arrumacos de Alejandro Magno con Hefestión o el eunuco macedonio Bagoas han sido reseñados como ejemplos claros de la comunidad gay.

Por su parte, el tribadismo sáfico es el garante de las relaciones homoeróticas entre mujeres, las cuales, al igual que ocurre ahora, vivían en una invisibilidad ingente que obviaba nuestra realidad como lesbianas.

Sin duda alguna, existen toda una serie de personajes a lo largo de la historia que han pertenecido a nuestra comunidad, sin embargo, encontrar los testimonios que nos lo ratifiquen es arduo y complejo. Aun así, expertos como Ramón Martínez hacen un gran esfuerzo en recuperar nuestra genealogía.

De ahí que, sin lugar a dudas, sea una recomendación esencial revisar su obra Maricones de antaño, donde nos muestra con mucha más maestría que la de esta simple aprendiz de escritora lo que fuimos y lo que somos a los largo de nuestra historia.

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