EntrevistasLibros

Daniel Blanco, un escritor andaluz comprometido con la diversidad

Daniel Blanco parecía tenerlo claro desde siempre. Este autor onubense –nació en Moguer en 1978- estudió Periodismo y ejerció de redactor hasta que un buen día decidió dejarlo todo por la literatura. Abandonó su puesto de trabajo y se puso a escribir. De eso han pasado ya unos años, siete exactamente.

Daniel Blanco un escritor andaluza comprometido con la diversidadDesde entonces, ha ganado más de una treintena de premios nacionales de relato corto, novela y teatro, entre ellos el premio de Narrativa Juvenil Jaén, con la novela El secreto del amor, el premio de las Letras Hispánicas en la modalidad de teatro con la obra Gente a la que le cambia la vida y concursos de cuentos, como el de La Caixa o el Ciudad de Martos.

Antonio Gala ha dicho de él que tiene un estilo “estremecedor” y ya hay una tesis en la Universidad de Valencia que ha estudiado su primera novela para adultos, Los pecados de verano (Ediciones B), una historia sobre los deseos y la libertad ambientada en la posguerra, que en poco más de un año ha acumulado más de cincuenta presentaciones, treinta clubes de lectura y cien reseñas.

En los últimos meses, además, ha estrenado en Microteatro Sevilla Orgullo SOS, ¡Ay, diva mía! y Recién casados, tres piezas escritas cortas con Miguel Ángel Parra, con gran aceptación de público. Estamos ante un escritor comprometido con la diversidad, con el pasado y con el arte. 

  • Daniel ¿Cómo te identificas más como periodista o como escritor?

Estudié Periodismo por vocación y lo dejé diez años después porque encontré algo que me hacía más feliz: la literatura. Sigo trabajando con la palabra y las historias, sigo lidiando con la página en blanco. Además, tengo claro que ahora no sería escritor si no hubiera ejercitado el músculo de la escritura como redactor en El Correo de Andalucía durante tanto tiempo. Ahora me veo como escritor, pero hay una parte de mí que siempre será periodista.

  • Tras largos años como periodista diste el salto a la escritura. ¿Siempre lo habías tenido en mente o surgió por tu amor por la escritura?

Fue una necesidad vital: la de intentar ser escritor, la de arriesgarme, la de buscar mi felicidad. Me dio vértigo, pero me asustaba más no probar suerte. Sabía que había acabado un ciclo para mí y quise avanzar. Nos enseñan a buscar la estabilidad, la nómina a final de mes y, en mi caso, la realización profesional iba por otros caminos, quizás más inciertos, sí, pero también más satisfactorios. No me he arrepentido ni un solo segundo de haberlo dejado todo por la literatura.

Daniel Blanco un escritor andaluza comprometido con la diversidad

  • Como periodista de profesión y con tantos años de experiencia que te permite ver la realidad desde otros ángulos, ¿cómo ves la situación actual del colectivo LGTB ante el aumento de denuncias de actos homofóbicos en nuestro país?

Es delicado porque, tras el escaparate de libertad, perviven aún muchos prejuicios, muchos amagos de odio. Hay además un peligro reciente, que es el de pensar que todo está conseguido, que se ha llegado a la meta, que no hay que luchar más. Es un error, uno de los grandes. Es imprescindible que sigamos, como sociedad, trabajando por la aceptación, por la superación de ciertos patrones y de ciertos rechazos que, a veces, vienen del propio colectivo, como esa homofobia selectiva: sólo me gustan los gays a los que no se les nota, los que no se pavonean delante de todos…

  • ¿Piensas que en España o Andalucía se practica un buen periodismo para la diversidad?

Sabemos que el periodismo está atravesando un momento de transformación con la crisis y las redes sociales. El objetivo no es ahora acceder a la información sino saber quién la ofrece: si está contrastada, si no… El periodismo, en términos generales, ha experimentado una bajada de calidad, porque no se cubren los puestos, porque se prefiere a los becarios, porque todo se traduce a términos económicos… Y eso influye en todo: en la calidad de los contenidos, y en el enfoque. El periodismo, como la sociedad, es también el reflejo de ciertos prejuicios que aún no se han superado. Sólo hay que echarle un vistazo a alguna página de un diario deportivo. Hay que seguir trabajando por un periodismo más justo, más valiente.

  • ¿Consideras que la cultura y en tu caso la lectura, puede ser el medio ideal para normalizar la libertad de identidad sexual?

La educación, venga de donde venga, es siempre imprescindible para avanzar, para hacernos mejor como comunidad. Buscar los modelos, los referentes. Y es cierto que la literatura ayuda a conocer otros mundos, otros personajes, a trabajar eso tan importante y tan denostado que es la empatía. Conocer otras vidas como forma de aceptar la diversidad. La literatura ayuda a ampliar nuestros límites, a perder el miedo ante lo diferente.

  • ¿Cuáles son tus autores favoritos en los que seguro miras y te han influido?

Durante muchos años estuve obsesionado con La Regenta, de Leopoldo Alas Clarín, y no sólo por el estilo pulido y grandilocuente sino por la historia de opresión de la protagonista. Soy muy ecléctico con la lectura. Leo de todo, incluso lo que no me gusta, para saber qué no quiero hacer como escritor. Me gustan muchos y de muy diversos: ahora mismo, confieso mi admiración por Michael Cunningham, Luisgé Martín, Amelie Nothomb, Fernando Aramburu, Virginia Woolf, Cormac McCarthy… Y puedo seguir. Me interesa sobre todo un buen estilo, una prosa que tenga música, que se enganche al oído.

 

  • ¿De alguna de las obras y novelas que has escrito te sientes más orgulloso?

Sería incapaz de decantarme por alguna porque cada una me ha abierto una puerta. La primera, El secreto del amor, fue (y es) una novela juvenil que me ha permitido acercarme a los adolescentes y pasearme por los institutos dando charlas de fomento a la lectura. Es fascinante trabajar con la cantera de futuros lectores. Los pecados de verano ha supuesto para mí el salto a la literatura para adultos y ha tenido una gran acogida entre el público y la crítica. El teatro, en cambio, es diferente, algo mágico, porque el texto se hace grande con el público y permite ver la reacción in situ, es un momento de comunión entre el autor, el texto, el actor y los espectadores.

  • Tu última novela Los pecados de verano ha tenido gran aceptación y estupendas críticas. ¿Cómo nos invitarías a leerla?

Primero, por la curiosidad de conocer un capítulo desconocido de nuestra historia reciente: la celebración, en el año 1951, del Primer Congreso Nacional de Moralidad en Playas y Piscinas, donde se decidió cómo había que veranear, cómo debían bañarse o comportarse nuestros abuelos en la orilla del mar. Y segundo, porque es una novela sobre los deseos, sobre esos incendios invisibles que nos calcinan pero que no se pueden contar, sobre eso tan primitivo y tan incontrolable que es sentirte atraído por alguien. Y por último, porque es una novela que nos acerca a nuestro pasado, pero no desde una perspectiva política, sino desde una visión íntima y doméstica. ¿Cómo fueron felices nuestros abuelos? ¿Cómo amaron? ¿Cómo gestionaron sus deseos? Bueno, y porque lo dice Antonio Gala. Jaja.

  • ¿Qué libro has leído con temática gay que te haya impresionado?

No suelo hablar mucho de este libro porque es algo así como mi tesoro, mi secreto literario. Es El cordero carnívoro, de Agustín Gómez Arcos y publicado por Cabaret Voltaire: una historia escrita por un autor exiliado (y que estudiarán en las escuelas, seguramente, dentro unos años) y ambientada en la posguerra, un relato fascinante y absolutamente conmovedor, con un estilo potentísimo. Yo no he leído nada igual. Con esta novela supe que leer puede ser una actividad física: yo acababa sudando, ruborizado, agotado. Una joya.

  • Como autor de teatro, hemos podido ver obras tan magnificas como Orgullo S.O.S creada junto a Miguel Ángel Parra dedicada a los que combatieron por la defensa de los homosexuales. ¿Un homenaje necesario?

La memoria es, a veces, muy corta (y muy injusta), y muchas de las libertades de las que disfrutamos ahora son el fruto de una lucha, de mucho sufrimiento, de que, hace años, hubo gente valiente, gente que no se conformó con la infelicidad. Orgullo SOS es un homenaje a esos hombres y mujeres que lucharon por una sociedad más justa, a esos héroes anónimos que reivindicaron su derecho a querer con libertad, es un guiño a esas personas que ahora suspiran y dicen: “Ojalá yo hubiera vivido esta época”. De vez en cuando, hay que mirar para atrás y decirles a las generaciones que nos precedieron: Gracias.

  • Y ahora sigues con más teatro, dos nuevas obras donde hablas de travestis y tríos. ¿Además de ayudar a normalizar la libertad sexual en Andalucía qué pretendéis transmitir y trasladar al público?

No son historia sobre homosexuales, sino son historias de personas que, además, son homosexuales, bisexuales o transexuales; y eso forma parte de su identidad, de lo que son, de cómo se relacionan con el entorno. Pero aun así, sus inquietudes, sus desvelos, sus ilusiones son universales, porque al final todos queremos lo mismo: amar y ser amados.

  • ¿Has sufrido algún rechazo al escribir este tipo de obras de teatro por parte de alguna empresa o editorial?

No, en absoluto. Nunca. Un escritor tiene a su disposición todos los sentimientos y las historias del mundo. Y debe hablar de lo que le interesa, de lo que le conmueve, de lo que pide ser contado. El arte está por encima de los prejuicios porque conecta con algo mucho más profundo y más limpio: la emoción. Nunca me he planteado dejar de abordar ciertos temas por el qué dirán.

Daniel Blanco un escritor andaluza comprometido con la diversidad

  • A tu parecer, ¿la sociedad andaluza y en, especial la onubense, es homófoba?

No soy de generalizar y además, me gustaría pensar que mi gente tiene (casi) superado eso porque la luz, las playas, el ánimo alto ayuda a vencer los prejuicios, pero no estoy seguro. Depende del entorno, de la cultura, de los propios miedos y, sobre todo, de cómo de largas tenga las raíces el odio.

  • ¿Podremos ver estas obras en más lugares de Andalucía?

Estamos diseñando la ruta para llevar las obras a nuevos lugares andaluces: Jaén, Málaga, Huelva… Aún no tenemos fechas cerradas, pero iremos informando. Lo que sí está claro es que, a partir de febrero, repondremos nuestras micropiezas en otras salas de Sevilla.

  • Para finalizar ¿podrías contarnos tus proyectos?

Os adelanto que estoy preparando una historia ambientada en la época de esplendor de Sevilla, el siglo XVI. En líneas generales, mis propósitos son seguir escribiendo (teatro y novela), seguir contando historias (y seguir viviendo de esto) para hablar de lo que nos importa como seres humanos y, sobre todo, porque la literatura me parece un buen camino para la felicidad, para entender lo que somos y lo que nos rodea.

Manuel Sanchez

Viviendo cada día, evolucionando como persona. La música, el teatro, la lectura y los viajes forman parte de mi. Encantado en Togayther

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba