
La vida no suele dar segundas oportunidades, todos los que tenemos sentido común somos conscientes de ello, aunque siempre hay excepciones, y qué feliz me hace que esta sea una ellas. “Llámame por tu nombre” una novela publicada en 2007 con tanto éxito que llega a la gran pantalla 10 años más tarde, y que vuelve a reeditarse para que aquellos que en su día no pudieron apreciar su exquisitez lo hagan ahora.
He de confesar que es esa misma felicidad la que me empuja a recomendar una obra que permanecerá en mi memoria para siempre.
La historia transcurre en una de mis épocas favoritas, los 80. En ese país del que tan buenos recuerdos y amistades conservo. Italia.
Conocer esta historia me transporta a otra etapa de mi vida, la cual recuerdo con mucha nostalgia, una época dónde el intercambio de culturas es acompañado del aprendizaje de otro idioma. Un camino hacía la comprensión, una aventura que te lleva a descubrir nuevos lugares, personas diferentes, otras costumbres, en definitiva otra forma de vivir. Sin duda, una experiencia que permanecerá en ti siempre.
Una de esas experiencias es la que nos envuelve al abrir “Llámame por tu nombre”. ¿Qué siente un corazón con 16 años? ¿Qué nos quiere decir un adolescente cuando está en plena rebeldía? ¿Hasta dónde puede llegar una mente tan joven cuando es gobernada por un corazón que desborda amor en cada latido? En si, esta novela que despertó el interés del Director Italiano de cine Luca Guadagdino en el 2017, nos ayuda a comprender mejor una etapa por la cual todos pasamos sin acabar de entender, “el primer amor”, esas mil y una preguntas que nos hacemos cuando ese hermoso sentimiento nos invade por primera vez.
En el norte del Italia, en una pequeña aldea rural donde todos los años reciben a jóvenes extranjeros y les dan albergue y comida a cambio de ayudas al cabeza de familia en sus compromisos culturales es donde todo empieza. Oliver, profesor estadounidense, llega a esta acogedora casita en pleno verano con unas ganas inmensas de comerse el mundo de un solo bocado.
Elio, el otro protagonista, es el hijo adolescente de esta acomodada familia Italiana, para él, todas estas visitas que se instalan en casa de forma efímera, siempre pasan desapercibidas ante su mirada inexperta, pero todo cambia el día que Oliver, se cruza en su camino, pues ese mismo día algo cambia dentro de él para siempre.
El carácter pasional y romántico que tienen en común nuestros protagonistas hace que la estancia de este joven profesor en Italia acabe en una historia de amor que ha puesto los bellos de punta a miles de lectores.
Esta novela redacta los últimos veinte años de Elio, desde aquella tarde veraniega en la que se conocieron hasta el día de hoy. Veinte años en los que no paramos de conocer cambios, lugares, personas y sorpresas que nos dejaran con la boca abierta.
Antes de despedirme, deseo enviar un fortísimo abrazo a Ana, gerente de mi rincón favorito de Córdoba, “la República De La Letras” por recomendarme esta maravilla de libro y para terminar me gustaría citar una frase que aparecía en un libro que me marco para siempre. “El Viaje De Marcos” y que en cierta manera podríamos adaptar a esta historia. ¿Te has fijado que hay amores eternos que duran un fin de semana?