LGTBIfobia

Uganda usa la pandemia para marginar y atacar a las personas homosexuales

Los homosexuales que viven en Uganda, el peor sitio para ser gay, tienen que lidiar con la marginación y el acoso por parte de la sociedad y del gobierno, situación que la pandemia ha agravado

Uganda ha sido catalogada como el peor lugar para las personas homosexuales, ya que su parlamento propuso la pena de muerte para estas personas. A pesar de que esta ley fue anulada por la corte constitucional en 2014, las agencias de seguridad han seguido acosando a este colectivo. Situación que con el Covid-19 no ha mejorado.

De hecho, según Human Rights Watch, Uganda está usando la pandemia para marginar y atacar a las personas homosexuales. Esto se debe a que «cuando el gobierno impuso las reglas de encierro (por el coronavirus), no pensó en las personas que no tienen hogar», según Severus Hama-Owamparo, director ejecutivo de la Fundación Taala.

Como ejemplo de ello, tenemos el caso de Ronald Ssenyonga, un ugandés de 21 años, que está acostumbrado a arrestos y redadas, como muchas otras personas homosexuales que viven en países que han utilizado el Covid-19 como excusa para reprimir los derechos humanos.

Redada en Children of the Sun

Ssenyonga acaba de salir de prisión después de estar 3 meses encerrado, aunque no es la primera vez que pasa un periodo en la cárcel. El ugandés fue acusado junto a su vecino de robar una televisión y, además, ambos se encuentran entres las 20 personas acusadas de llevar a cabo «actos negligentes que pueden propagar la infección».

Su detención se produjo en el refugio Children of the Sun, mientras se encontraba sentado en su cama. La policía o, como él los llama, «los hombres con botas verdes» abrieron la puerta de una patada, aunque la primera señal que vio Ssenyonga fueron las botas verdes debajo de la puerta antes de que entraran.

Todos los que se encontraban en el refugio empezaron a correr, pero, al no haber ningún sitio al que ir, la policía los reunió a todos y les ordenó que se sentaran y se enfrentaran a los periodistas que estaban en la redada, llevados por los policías.

«Después de la sesión de fotos, nos ataron como esclavos y nos llevaron a un centro comercial lleno de gente homófoba. Algunas personas nos abofetearon. Otros nos golpearon con piedras o lo que se encontraron. Nos gritaron y nos condenaron», relata Ronald.

Un vídeo de ese momento se difundió en redes sociales y en él se puede ver como el alcalde del ayuntamiento donde se encuentra el refugio, Abdul Kiyimba, exige a los jóvenes que le digan los teléfonos de sus padres mientras los golpean.

En prisión fueron objetos de burlas y torturas y se les impidió ver a sus abogados. Esto último hizo que los tribunales de Uganda dictaminara que este hecho constituía una violación de sus derechos.

«Pensaban que no eramos nadie y que no teníamos a nadie a nuestro lado», explica Ronald, «usaron palos de tamaño anormal y barras de hierro para golpearnos, y pusieron a otros prisioneros en nuestra contra», concluye.

Por su parte, el Foro de Promoción y Concienciación de los Derechos Humanos demandó al gobierno por las torturas que sufrieron esto jóvenes en prisión.

Uganda

Salida de prisión

El ugandés de 21 años tenía ganas de ir a la universidad, pero después de que mostraran su cara en el vídeo, todos saben que es gay, dice. «Estoy demasiado avergonzado para mostrar mi cara en la escuela. Así que no sé lo que me depara el futuro».

Por otro lado, su vecino también detenido, Kifuba, editaba vídeos en una pequeña tienda de medios, pero al salir su jefe «movilizó a la gente para impulsar el vídeo» que circulaba en redes sociales. No puede regresar a su trabajo ni a casa de sus padres.

«Tuve que aceptar que era gay porque es quién soy. Rompió el corazón de mi madre. Antes, al menos podía volver a casa, pero tuve que dejar el pueblo y ahora no tengo a donde ir», explica Kifuba.

Otro de los jóvenes afectados, Raj Juuko, dice que «cuando eres gay en Uganda no se te considera una persona». Este joven trabajaba de camarero en una importante cadena de restaurantes, pero después de salir de la cárcel su jefe le dijo: «Somos musulmanes y no podemos tolerar a los homosexuales»

Ayuda

La Fundación Taala está ofreciendo apoyo de salud mental a las personas detenidas y, junto a Children of the Sun, les está proporcionando comida, dinero de alquiler y otros elementos básicos durante seis meses.

Algo que alivia a los afectados por esta redada, como a Raj Juuko que se siente aliviado de no tener que volver a casa, a pesar de que no siempre tenga dinero para comida y otras necesidades.

Human Rights Watch considera que «en la raíz de las detenciones está la homofobia».

Fuente
The Guardian

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