
Los suizos dieron un paso hacia delante el pasado domingo 9 de febrero cuando votaron un 63,1% a favor y 36,9% en contra de la nueva ley para ilegalizar la discriminación por homofobia, la cuál se verá reflejada en el Código Penal de Suiza en el mismo artículo que pena la discriminación por motivos de afiliación racial, ética u origen étnico.
El voto en contra fue apoyado por el Partido del Pueblo Suizo, el partido ultraconservador del país, haciendo gran resistencia contra la ley con la premisa de que atenta y censura la libertad de expresión y de conciencia. Dicen que el Código Penal ya tiene una base sólida para defender a cualquier ciudadano de insultos y amenazas.

Sin embargo, los insultos homófobos suponen una preocupación mayor para el pueblo sucio y lo reflejó con una amplia mayoría a favor de la nueva ley. Ahora, las personas que denigren públicamente a alguien por su orientación sexual estarán castigadas con penas de hasta 3 años de prisión.
Esta incitación al odio también estará penada si se da en redes sociales, en televisión y en los demás medios de comunicación, así como en lugares públicos (cines, restaurantes, teatros, centros comerciales…). El problema aquí reside en otros ambientes más cercanos, como son los familiares o los amigos, incluso en el trabajo. Ahí es complicado regular el comportamiento y se seguirán perpetuando comentarios discriminatorios.
Suiza ha apostado por el apoyo a la igualdad y la aceptación de la comunidad LGTB+, a pesar de que, irónicamente, aún el país no permite ni el matrimonio igualitario para todos ni, por ende, la posibilidad de adopción para las parejas homosexuales.