
El pasado 31 de marzo se celebró el Día Internacional de la Visibilidad Transgénero (International Transgender Day of Visibility – TDoV), que a diferencia del Día de la Memoria Transgénero, no es un día de luto, por el contrario se procura el empoderamiento y reconocimiento de las personas trans mientras luchan con el cisexismo y la transfobia.
Distintas actividades a nivel mundial han destacado los avances logrados sin ignorar todo lo que aún es tarea pendiente, por ello han denunciado la discriminación y ausencia de protección específica desde una perspectiva que considere las formas en sobrevivir a la violencia cotidiana.
La infografía creada por Trans Student Educational Resources una organización dedicada a transformar el entorno educativo desde un marco interseccional de activismo, ha sido una de las iniciativas de mayor éxito en redes sociales. Bajo el tema “sobrevivir, prosperar” #TransThriving, han recogido algunas razones por las que personas trans necesitan una mayor visibilidad, entre ellas destacan:
El 80% de los estudiantes trans sienten inseguridad en los colegios por motivo de su identidad de género, el 58.7% de alumnos identificados como no binarios han sido agredidos verbalmente frente al 29% de sus pares, el 50% ha sido violada o agredida por su pareja sentimental, el 49% ha reportado abusos físicos y el 41% de las personas trans han intentado suicidarse.
El 2018 podría ser el año de la visibilidad real y jurídica de las personas trans en España, porque por primera vez quedaría regulada por Ley, la protección jurídica ante actos de discriminación por motivo de identidad y expresión de género(Ley contra la discriminación LGBTI), la despatologización de las identidades trans (modificación Ley 3/2007) y el reconocimiento del derecho a la libre determinación de la identidad de género (Ley Trans Estatal). Pero todo ello descansa hoy en una expectativa, en el buen hacer y voluntad política de los grupos parlamentarios, quienes en primicia cuentan con tres iniciativas legislativas donde las personas trans figuran como sujeto de derecho, como sujetos visibles para el Derecho.
El activista trans Andres Ignacio Rivera, al reflexionar durante el TDoV en el marco político actual considera que en muchas ocasiones ser visible, es razón para ser discriminado, vulnerado, objeto de delitos de odio, al tiempo que se cuestiona quienes realmente son las personas transgénero.
“Somos visibilizados para ser enajenados, para morir en la calle, para morir tratando de sobrevivir, morir en el abandono social, morir en el abandono Estatal, morir sin existir. Visibilizarnos para ser “usados” en discursos de derechos humanos cuando ni siquiera nos consideraran seres humanos. Visibilizarnos para abrir nuestras heridas y mientras más destruidos estemos o más nos hayan herido emocionalmente- psicológicamente y físicamente las “autoridades” se sensibilicen y hagan políticas públicas” afirma Rivera.
El pasado 22 de marzo la Armada Española hizo público desde su cuenta oficial de Twitter, la noticia de la primera mujer en alcanzar el cargo de suboficial Carolina Meléndez, quien es también la primera mujer transexual en desempeñar esta posición.
El acto visibiliza a una mujer trans, situación digna de ser reconocida y celebrada públicamente dado los múltiples factores de discriminación a los que se enfrentan las mujeres y transexuales en estos ámbitos, reflejando la política de inclusión y no discriminación de la Armada (distanciándose de la actual política presidencial en los Estados Unidos contra las personas trans en el ejercito), pero también poniendo al descubierto la licencia para discriminar y agredir que se reservan algunas personas en las redes sociales.
El Tweet de la Armada compartido en más de 1. 000 ocasiones, también ha sido de los más comentados por sus seguidores. Lo inusual del hecho ha despertado la transfobia internalizada en parte de nuestra sociedad, al dejarnos comentarios como: “No, querida armada, no. Mientras no me demuestre usted que los cromosomas (y todo lo demás) han cambiado, el nuevo Sbmy es un hombre; transexual si, pero hombre”, “este hombre se ha disfrazado de mujer y ha conseguido, siendo un hombre, ser la “primera mujer” en llegar a un empleo de Suboficial Mayor” “travelo”, “Pablo, que te corten el pito no te hace mujer”. También es posible identificar comentarios que aluden a la transexualidad como el acto de cortarse los testículos, lo que supone una ofensa y discriminación hacia las mujeres.
Los descalificativos que cuestionan la propia existencia de las personas trans y con ello el derecho al propio cuerpo, tristemente funciona desde un modelo cis-normativo que lleva implícito la autoridad y control sobre las vidas trans. El acoso verbal contra Carolina Meléndez nos remonta al 2016, cuando el periódico Dayli Mail del Reino Unido se hizo eco del proceso de transición de la docente Lucy Meadow, publicando un titular sensacionalista y desbordado de transfobia “No solo esta en un cuerpo equivocado… el está en el trabajo equivocado”.
La visibilidad puede verse como una una actitud de resistencia, una respuesta que lucha contra el sistema que procura el silencio y la no existencia de las personas trans. Entonces, urgen medidas concretas para construir espacios seguros y contra quienes vulneren el derecho a la identidad de género.
La decisión de expresar libremente la identidad de género u ocupar aquellos espacios tradicionalmente representado por personas no trans, debe dejar de concebirse como las condiciones idóneas para generar agresiones y actos de odio que un imaginario colectivo se resiste a aceptar la diversidad sexogenerica. Es tiempo de hacernos con una nueva agenda de valores, donde el abandono, la discriminación y la muerte dejen de ser la forma habitual de establecer relaciones con las personas trans.