
Según un estudio publicado en la revista Intelligence realizado por investigadores de la Universidad de Queensland (Australia), la homofobia estaría ligada a unos bajos niveles de estudios, y por tanto, a un menor coeficiente intelectual.
En ella, participaron más de 11.500 australianxs, y se les preguntó acerca de si estaban de acuerdo o no con la igualdad de derechos para la comunidad LGBT+.
Esta encuesta, llamada Household, Income and Labor Dynamics in Australia (HILDA), se basó en los datos recopilados tanto en 2012 como en 2015. Los resultados arrojaron que entre más bajo era el coeficiente intelectual de la persona, mayor era su prejuicio en contra de la homosexualidad.
«Existen correlaciones bien conocidas entre la baja capacidad cognitiva y el apoyo de actitudes perjudiciales o no igualitarias», afirmaban lxs encargadxs de los datos de la encuesta.

Aparte de someterse a un test sobre la opinión acerca de temática LGBT+, lxs encuestadxs se sometieron también a un test cognitivo. Este test suele utilizarse en pacientes que sufren demencia y mide la inteligencia en base al coeficiente. También se sometieron a un test que calcula el daño cerebral por una herida o enfermedad y un examen de memoria.
Casualmente, aquellas personas que estaban en contra de los homosexuales presentaron afectaciones en su lenguaje verbal y en las demás habilidades. Asimismo, demostraron un nivel educativo inferior. Se concluyó, por tanto, que las personas con menos coeficiente intelectual eran quienes estaban más en desacuerdo con la igualdad de derechos para los homosexuales. «Nuestros resultados sugieren que las habilidades cognitivas juegan un papel crítico, aunque subestimado, en el prejuicio», confirmaban los autores de la investigación.
¿Es la homofobia una enfermedad?
El psicólogo estadounidense George Weinberg, acuñó el término ‘homofobia’ en la década de 1970 y la definió como «el miedo a estar incómodamente cerca de homosexuales».
El experto escribió en su libro Society and the Healthy Homosexual (1972): «Nunca consideraría que un paciente es sano si no ha superado su prejuicio contra la homosexualidad». Este autor ha sido el primero que ha puesto pie a la idea de ver a la homofobia como una enfermedad y no a la homosexualidad.
Emmanuele A. Jannini, profesor de Endocrinología y Sexología Médica en la Universidad de Roma Tor Vergata, asegura que la homofobia solo es «la punta del iceberg» a lo que añade que se encuentra vinculada con «determinados rasgos de la personalidad, y si se le añade violencia, podría ser diagnosticada como una enfermedad psiquiátrica».

Este profesor causó bastante controversia con un estudio publicado en Journal of Sexual Medicine (2015), en el que relacionaba la homofobia con el psicoticismo. Esto significaría que está ligado íntimamente a la ira y la hostilidad, a la existencia de mecanismos de defensa inmaduros y a una vinculación paterna temerosa.