
El homonacionalismo es un término que este último año ha tenido bastante difusión entre las plataformas LGTB+, sin embargo, aun no se ha dado a conocer en todo el colectivo. ¿Y qué significa «homonacionalismo»?
Su definición más actualizada es la de una unión entre los movimientos nacionalistas (principalmente supremacistas) y el colectivo LGTB+.
El modus operandi de los partidos políticos nacionalistas consiste en ofrecer más derechos y libertades al colectivo con la condición de que el colectivo apoye a estos partidos y movimientos nacionalistas.
El homonacionalismo lo hemos visto siendo utilizado como estrategia de pinkwashing, por países como Israel. Israel se muestra al mundo como un país abiertamente LGTBfriendly (al menos la ciudad de Tel Aviv), reconocen matrimonios LGTB celebrados en el extranjero y las parejas de hecho en territorio israelí.
Actualmente existe un proyecto de ley para aprobar el matrimonio igualitario en Israel. No obstante, nos encontramos en un país de Oriente Próximo, en el que hay una ferviente religiosidad y tradicionalismo, por tanto, la sociedad de dicho país ya no es tan amistosa.
¿Por qué el gobierno ofrece determinados derechos y libertades al colectivo LGTB si la sociedad es prácticamente opuesta a nosotrxs? Muy sencillo. Israel necesita apoyos de más personas para que la ocupación israelí de los territorios palestinos tenga más peso y respaldo a nivel internacional.
Se trata de un mero fin nacionalista, y para buscar apoyos, el gobierno se ve obligado a conceder ciertos derechos a determinados colectivos. Además, el pinkwashing homonacionalista utilizado por Israel, aparte de ser un negocio con una trastienda llena de trapos sucios, discrimina a personas LGTB no occidentales. Una forma muy fea y sucia de utilizar nuestra causa para unos fines políticos que solo benefician a unos pocos.
Israel es quizás el caso más sonado en todo el planeta, pero el uso de los mecanismos del homonacionalismo también los ha utilizado Donald Trump en su discurso, prometiendo más seguridad para los gais blancos y estadounidenses (cosa que deja al margen a mujeres lesbianas, personas bisexuales, personas trans, y personas negras, tanto LGTB+ como cisheterosexuales).
El caso estadounidense ha demostrado que el homonacionalismo es realmente tóxico y perjudicial para el colectivo, ya que los delitos de odio han ido en considerable aumento en los últimos años. Entre las medidas que ha puesto en marcha el gobierno republicano de Estados Unidos está la exclusión de personas trans en el ejército. ¿No estaba Trump prometiendo derechos si le votábamos?
Y quizá mucha gente se haya dado cuenta de este otro caso, porque lo ubicamos, precisamente, en España. El partido político Ciudadanos, desde sus inicios se mostraba en favor al colectivo LGTB+, sin embargo, tras su deriva hacia la derecha y su pacto con el partido de ultraderecha Vox en Andalucía, multitud de personas del colectivo (y de fuera del colectivo) han perdido la confianza en Ciudadanos.
A lo largo de este 2019, Ciudadanos ha hecho varias campañas utilizando al colectivo LGTB+ para su causa, la unidad de España. El pasado 10 de febrero se celebró en la plaza de Colón de Madrid la famosa manifestación por la unidad de España convocada por los tres partidos de derechas (Partido Popular, Ciudadanos y Vox), a los que se unieron dos partidos neonazis: España 2000 y Democracia Nacional.

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, se mostró ante los medios de comunicación rodeado de banderas LGTB+ y españolas mientras daba su discurso por la unidad de España, un hecho que causó bastante revuelo entre la comunidad LGTB+, que se posicionó mayoritariamente en contra de la formación naranja.
Esta no ha sido la única ocasión en la que Ciudadanos se ha visto envuelto en polémica en relación a nosotrxs. En el Orgullo de Madrid de este año, los partidos políticos debían firmar un decálogo en apoyo a los derechos del colectivo LGTB+ para poder participar con carroza en el Orgullo.
Ciudadanos se negó a firmarlo, por lo tanto, las asociaciones organizadoras del Orgullo les prohibió participar con carroza (que luego podían acudir a título personal sin ningún problema). En otras ciudades del país, como Barcelona o Sevilla, donde sí acudió la formación naranja con una carroza, Ciudadanos recibió abucheos, y gritos como «Ciudadanos fuera del Orgullo», además de que sus carrozas no acabaron bien paradas. Y no se podía esperar menos para una formación que dice ser LGTBfriendly pero luego «pacta» con cierto partido de color verde moco que, directamente, no quiere ni que existamos.
De este modo, queda más que en evidencia que el homonacionalismo es una corriente sumamente perjudicial para el colectivo, debido a que los partidos de ultraderecha y derecha moderada (tradicionalmente contrarios a la diversidad sexual y de género) utilizan determinadas formas de comunicación para transmitirnos el mensaje de «si me votas, te ofrezco derechos», un soborno en toda regla, que no es más que publicidad engañosa hecha para ganar votos y llevar a cabo su objetivo político.
Además de eso, es una forma de dividir aún más al colectivo LGTB+, ya que los derechos que estos partidos dicen defender no son interseccionales, es decir, no benefician a todo el colectivo, sino a una pequeña parte (hombres gais, cisgénero, blancos, ricos y nacidos en el país que se trate en cada caso).