
Tanto la empresa de Disney, como su director Bob Chapek, fueron muy criticados por la opinión pública, debido a su tardía negativa al proyecto de ley «Don’t say Gay» y a las donaciones que otorgaba la compañía a funcionarios republicanos que lo aprobaron. Después de este castigo mediático, la reacción fue mucho más rápida, y el propio Chapek pidió disculpas a aquellos que le «necesitaban para ser un aliado más fuerte en la lucha por la igualdad de derechos«.
El lunes 28 de marzo, el proyecto de ley 1557 de la Cámara de Representantes sobre los Derechos de los Padres en la Educación, popularmente conocido como «Don’t say Gay», fue firmado por DeSantis, gobernador de Florida.
Esta ley supone la prohibición de la enseñanza de cualquier tema relacionado con el colectivo LGTB+ o la educación sexual en las escuelas, desde la edad de preescolar hasta el tercer grado, siempre que no se cuente con la autorización del padre y/o la madre.
Las huelgas de los trabajadores de Disney, así como los comunicados oficiales de Pixar y Marvel oponiéndose a esta ley, hicieron que la compañía fundada por Walt Disney empezara a tomar medidas. Así pues, pusieron fin a las donaciones que ofrecían a los políticos de Florida. Además, han condenado esta desfachatez educativa a través de un comunicado en sus redes sociales:
Statement from The Walt Disney Company on signing of Florida legislation: pic.twitter.com/UVI7Ko3aKS
— The Walt Disney Company (@WaltDisneyCo) March 28, 2022
Disney afirma que este proyecto «nunca debería haber pasado ni haber sido convertido en ley». «Nuestro objetivo como empresa es que esta ley sea derogada por el poder legislativo o anulada en los tribunales, y seguimos comprometidos a apoyar a las organizaciones nacionales y estatales que trabajan para conseguirlo» aseguran. «Nos dedicamos a defender los derechos y la seguridad de los miembros LGBTQ+ de la familia Disney, así como de la comunidad LGBTQ+ de Florida y de todo el país».
A pesar de la pasividad inicial de Disney ante esta amenaza para la educación, se puede decir que la presión mediática, social y de sus propios trabajadores ha servido para que por fin se pongan manos a la obra. Esto es una gran noticia, y apoyamos a la compañía en esta decisión porque, como bien se dice: Nunca es tarde si la dicha es buena.