
La expulsión, programada por el Ministerio del Interior para hoy o mañana tras agotarse su estancia permitida en el CIE, no tiene en cuenta que solicitud de asilo aún está pendiente de resolverse en la Audiencia Nacional. Las autoridades tampoco contemplan la grave situación en la que se halla nuestro compañero marroquí si regresa a su país de origen.
Huyó de la persecución por razones de orientación sexual y llegó a España en 2016 por Mellila para pedir asilo tras sufrir las represalias y las amenazas que supone ser LGBTI en Marruecos. Sin embargo, el Estado español le ha dado la espalda, rechazando sus peticiones de asilo y sin tener en cuenta los riesgos a los que se enfrenta esta persona en su país.
Desde Kifkif hacemos un llamamiento para detener inmediatamente su deportación a Marruecos, ya que su vuelta a su país de procedencia le condena nuevamente a vivir en el ostracismo y a enfrentarse a la discriminación, la violencia y hasta la cárcel.
Además, instamos a las instituciones a cumplir el Derecho Internacional en materia de asilo y refugio, recordando que el Estado español tiene la obligación de velar y dar protección a las personas migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo que huyen de la persecución, las amenazas y la violencia que sufren en sus países de origen.
La devolución de estas personas pone en riesgo su integridad física y su libertad y vulnera sus derechos humanos fundamentales, como es el caso del compañero marroquí que ha pedido refugio en España.
Kifkif, como entidad de migrantes y personas racializadas, es conocedora de la realidad de las personas que solicitan asilo en España por motivos de orientación sexual, expresión e identidad de género. También conocemos profundamente la situación de las personas LGBTI en Marruecos, puesto que algunas de las personas que formamos parte del equipo de la entidad nacimos en este país.
Los orígenes de nuestra asociación nacieron en Marruecos a raíz de la brutal represión de 2004 contra miles de marroquíes perseguidos y discriminados por su orientación sexual e identidad de género. Lo que hizo plantearnos la necesidad de crear una red para ayudar a los miles de marroquíes que se sientes discriminados y perseguidos por ser LGBTI.
Por tanto, conocemos muy de cerca la realidad de un país donde la LGBTIfobia sistémica se manifiesta en las instituciones y en el entorno social en forma de persecución, repudio, rechazo, agresiones, linchamientos públicos, multas y hasta penas de cárcel.
Si finalmente se consumara la expulsión forzosa a Marruecos del solicitante de asilo LGBTI interno en el CIE de Zona Franca, éste podría enfrentarse a una condena de hasta tres años de prisión, según las leyes marroquíes.
También recordamos las irregularidades que ha detectado recientemente el Defensor del Pueblo en funciones, Fernando Fernández Marugán, en el sistema de registro de solicitudes de asilo en el CIE de Aluche. Su denuncia pone de manifiesto la grave situación a la que se enfrentan los solicitantes de asilo internados, provocando que algunos de ellos hayan sido expulsados sin que se les permitiese el acceso al procedimiento. Por lo que ha solicitado a la Comisaría General de Extranjería y Fronteras que imparta instrucciones para poner en marcha un mecanismo que acabe con todas estas irregularidades.
Por último, desde nuestra entidad ponemos en valor nuestras actuaciones en materia de asilo a través del programa especial de protección internacional para solicitantes de asilo por su orientación sexual, expresión e identidad de género y para aquellos a los que les han rechazado su solicitud. Esta ayuda proporciona a estas personas un espacio seguro ante la falta de apoyo e información que tienen estas personas cuando llegan a la Comunidad de Madrid.