
El pasado 29 de abril, Matheus/a Pasarelli acudía a una fiesta de cumpleaños en el Barrio Encantado de Río de Janeiro. Fue visto con vida por última vez sobre las 19:30 horas. Tras una semana desaparecido, la Policía Civil halló el cadáver quemado, confirmando así las sospechas de sus familiares y amigos.
Aún así, los investigadores del caso no quieren revelar el grado de quemaduras que sufría el cuerpo de la víctima, ya que podría ser crucial en la investigación. El joven de 21 años se consideraba binario, es decir, se identificaba como sexo masculino y femenino al mismo tiempo, por lo que la Policía Civil cree que el crimen apunta a un delito de odio por homofobia. Tras su desaparición, su familia se movilizó a través de las redes sociales con el hashtag: «Dónde está Matheus Pasarelli», e intentó seguir los pasos del activista en la noche de su muerte.
Este crimen nos recuerda que Brasil es el país donde más muertes de miembros de la comunidad LGTB+ se producen.
Cada 19 horas asesinan a una persona homosexual, transexual, bisexual, binario, etc. Además, con respecto al año anterior, se ha producido un incremento de las víctimas en un 30%, según los datos ofrecidos por Grupo Gay Bahía, la primera organización de Brasil que analiza y registra este tipo de crímenes.

Entre las 445 víctimas de 2017, el 44’6% eran gays, el 43’9% transgénero, el 9’7% lesbianas, y el 1’3% bisexuales. Los crímenes de odio hacia las personas transexuales han ido en aumento, pues han pasado de un 37 a un 43’9%.
En Brasil, la población homosexual se calcula en unos 20 millones de habitantes, mientras que la transexual no llega al millón. Además, las personas de esta minoría tienen una probabilidad de ser asesinadas 22 veces mayor que las personas homosexuales. Más alarmante es aún la esperanza de vida de las personas transexuales en Brasil, ya que ronda los 35 años, mientras que la de lxs heterosexuales es de 75 años.