
Oliver Villodres acudió al baño de hombres de una caseta en la Feria de Baena. Cuando comprobó que no había puertas en este, se cambió al servicio de mujeres. En este mismo momento, los porteros de la caseta, que al parecer no iban identificados como tales, lo agarraron y lo echaron del recinto de forma violenta.
Tras este episodio, al que podríamos calificar de discriminación e incluso transfobia, Oliver sufrió un ataque de ansiedad. Tras ser atendido por los servicios sanitarios, acudió al juzgado a interponer una denuncia, junto con los miembros de la Plataforma Córdoba por la Diversidad. Posteriormente, denunciaron el caso también en la Diputación de la capital cordobesa.

“No es justo que por querer hacer tus necesidades te encuentres con este problema”, lamentaba. “Me agarraron. Nadie me tiene que poner la mano encima”, ha denunciado.
“No es justo. No podemos seguir siendo tratados así”, ha afirmado. “Ha sido sorprendente. Nunca me he escondido y todo el mundo me conoce en el pueblo. No han querido ni escuchar”, ha denunciado Oliver, que es un activista por los derechos de los transexuales.
De hecho, lo que más le sorprende a Oliver es que él mismo es amigo del dueño de la caseta de la Feria de Baena donde se encontraba. Es por ello por lo que nunca se imaginaba que tendría algún problema. Pero los encargados de la seguridad ni le dejaron hablar.