
Entre los años 1970 y 1979 más de mil homosexuales estuvieron en cárceles para homosexuales, debido a la Ley de Peligrosidad Social y Rehabilitación Social.
Esta ley incluía a todo aquel que fuera considerado como peligroso moral o social, y que incluía a los homosexuales. Las penas iban desde multas hasta cinco años de internamiento en cárceles.
Para las penas más graves, se habilitaron centros penitenciarios para su “rehabilitación”, separadas según su tendencia: activos o pasivos, estos últimos iban a la de Badajoz y los demás a Huelva.
Los homosexuales estaban rodeados de asesinos y criminales de verdad, temían por su vida, mientras los vigilantes miraban para otro lado. Así lo explica Antoni Narra, preso de la cárcel de Badajoz
La mayoría de los homosexuales nos cuidábamos, teníamos que tener bastante cuidado. Era bastante desagradable verse rodeado de ladrones o asesinos y el miedo a ser agredidos siempre estaba.
La ley de peligrosidad social y Rehabilitación Social fue una ley aprobada por el régimen franquista en 1970 y que estuvo presente hasta bien entrada la democracia.
No fue hasta 1979 cuando se eliminó “los actos homosexuales” de la Ley de Peligrosidad Social y Rehabilitación Social, cuatro años después de la muerte de Franco, se mantuvo esta ley usada para reprimir a los gay y transexuales.
Era una forma de castigar a los que aman de forma libre y diferente a lo tradicional, como así lo explica José María Núñez, presidente de Fundación Triángulo Extremadura.
Una manera de aniquilar lo diferente con grandes dosis de maldad, con violencia y sentencias condenatorias sin juicio previo.
Hoy una de esas cárceles, la de Badajoz, se ha convertido en el MEIAC, el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo, una muestra del cambio de pasar de un espacio de represión a otro de libertad.
Todo esto pasó, no hace muchos años, algunos de nosotros ya habíamos nacido cuando en España se encarcelaban a personas por su elegir a quién amar.
Estas cárceles son un ejemplo del cambio, de progreso, de libertad. Y es un ejemplo que esperamos siga la sociedad, donde el respeto y la diversidad sea real.