
Lo que era una tarde perfecta de verano para Fran y su pareja en la piscina de la urbanización donde el primero reside, se convirtió en una pesadilla. La pareja disfrutaba de un baño cuando un vecino los increpó porque estaban en actitud cariñosa. Al grito de «maricones de mierda» este individuo hizo salir a la pareja del agua.
Una vez que estaban fuera de la piscina, este hombre, de complexión fuerte y alto amenazó a la pareja con una piedra. Finalmente, de la violencia verbal pasó a la física y, en el borde de la piscina, el agresor propinó golpes en la boca a Fran con la piedra, así como patadas en la pierna izquierda y en los antebrazos, según consta en la denuncia que la pareja interpuso en la Guardia Civil ese mismo día.
La víctima fue atendida en el consultorio médico de Santa Pola y, según el parte de lesiones, acudió policontusionado con heridas en el labio, rotura de un incisivo, lesiones en el hombro y dolor en el tobillo. Todo ello ha ocasionado que la víctima se haya tenido que dar de baja en su puesto de trabajo, ya que se siente vulnerable y con miedo de bajar a la calle.
Este caso de posible delito de odio se está llevando desde el Observatorio valenciano contra la LGTBfobia, desde donde sostienen que en este caso se ha repetido el ciclo del odio, en el que se produce una violencia en la que el agresor se siente impune «porque en el ámbito de la tramitación judicial es complicado que un juez encuentre el agravante de homofobia, y no son sensibles a la realidad y queremos que se agraven las penas», explica Toño Abad, director del Observatorio contra la LGTBfobia.
Por desgracia, estos casos de homofobia aún se dan en España y en todo el mundo con más frecuencia de la que la mayoría de la gente cree. Es por ello que tenemos que seguir luchando, y educando para que la homofobia desaparezca de la faz de la tierra y podamos ser todos libres y felices.