
En esta sociedad tan hipercomunicada, y con tantos y tantos estímulos e información del exterior, es a veces muy complicado parar el ritmo y darnos tiempo para nosotrxs, autoexplorarnos, escucharnos, reconocer y sentir que la inmensa mayoría de las respuestas están en nuestro interior, y que no hay que buscarlas fuera.
Tenemos un gran maestro que es nuestro cuerpo, y además fiable 100 x 100, porque nuestro cuerpo nunca miente, cosa que nuestra mente si, y bastante a menudo. Nuestro cuerpo nos habla, nos dice cómo estamos y qué necesitamos, nos va dando mensajes y señales, que la mayoría de las veces no reconocemos o ignoramos. Empezamos con las emociones, que cuando no son bien interpretadas y pasan de largo una y otra vez, sin que reaccionemos a ellas, nos dan avisos y entonces el cuerpo las somatiza, en forma de pequeñas molestias al principio y degenerando en enfermedades en muchos casos, sólo así, es cuando hacemos caso a nuestro cuerpo.
En otros casos, el exceso de influencias, creencias, corrientes, presiones sociales, etc, nos hacen comportarnos automáticamente, sin necesariamente estar identificados con esas energías. Entramos en rutinas que no conectan con nuestra esencia y nos provocan infelicidad.
Dependemos del reconocimiento exterior y nos modulamos para gustar fuera, sin explorar lo que hay dentro, sin reconocer qué nos hace vibrar y qué nos conecta con nuestro ser. Esa sensación que sólo reconocemos en esos pocos momentos que nos dedicamos a nosotros, apreciando ese único tiempo real, que es; “el aquí y ahora” el presente, este presente continuo e infinito del cual casi ni nos enteramos, estando más en los recuerdos y pasado, “que nos producen depresión en muchos casos”, ó en el futuro, “que nos lleva hacia la ansiedad” en otros. No somos conscientes de que ambos tiempos no existen nada más que en nuestra mente, es tiempo psicológico, pero al que prestamos más atención que al presente.
Conocernos y saber que nuestra vida, funciona gracias a decisiones, y que estas son o debieran de ser, exclusivamente personales y desde nuestro interior, porque sólo así, seremos imparables y nuestro destino será el que elijamos nosotros y no otras personas o situaciones. Incluso si aparentemente los resultados no son los esperados, siempre habrá aprendizaje, y será TU aprendizaje.
Hazte consciente, que tienes que cuidarTE, amarTE, perdonarTE, preguntarTE, para encontrar las respuestas que solo en ti están, para poder cuidar, amar, y perdonar, porque si no tienes, no podrás dar.
Imagina que eres como un proyector, que proyecta su vida en una gran pantalla, donde la temática, los actores, decorados, etc., son elegidos por ti y que sólo tu desarrollarás el guion y desenlace . Así que, ¿cuál será la película de tu vida ?
Autor: Pedro Serrano