
La Prohibida necesita pocas presentaciones pero, por si acaso tenemos alguna despistada, les recordaremos que se trata de una artista, cantante y travesti considerada uno de los máximos referentes del transformismo español. Además de un icono LGTBI en España, Latinoamérica y parte de Europa.
Tiene publicados cuatro discos: Flash (2005), Sr. Kubrick, ¿qué haría usted? (2009) y 100k años de luz (2015) y Ruido (2019).
Hace tiempo que queríamos someterla al test del Plumómetro y descubrir cosas inéditas de esta mujer como, por ejemplo, que fue estríper, que uno de sus primeros nombres (aunque solo fuese por una noche) fue Shayla o que podría llegar a ser una estupenda reportera dicharachera de Ana Rosa si se lo propusiese.
La Prohibida es una reivindicación en sí misma como artista, por ello, nos ha parecido más original medirle el martillo para descubrir cuánto de machorra puede llegar a ser. Por supuesto, ha aceptado el reto y espera sacar buena nota.
Te puedes creer que cuando anuncié esta entrevista el público me dijo: ‘compórtate que tú estás muy loca y la Prohibida es muy seria, ¡no la vayas a ofender!’
Sabes qué pasa, que en este último disco (Ruido) estoy especialmente seria. He hecho canciones muy melancólicas, no sonrío en los videos… pero es por coherencia artística, después soy una persona muy normal, así que puedes ofenderme si quieres (risas).
También me han dicho: ‘dile a la Prohibida que en una ruptura sentimental me dijeron que era tan frío como ella en Baloncesto’.
¡Pues me parece muy bonito! No soy un bloque de hielo pero reconozco que no estoy todo el día con el jolgorio.
¡Quién lo diría! Porque esta cuarentena no has parado…
¿Lo dices por lo de las bandas elásticas para hacer ejercicio? ¡Me estoy poniendo como una tora! (risas).
Además del deporte y la dieta, has hecho shows desde casa y estás grabando nuevo disco…
Lo mejor ante el hastío y el aburrimiento es ocuparse en algo constructivo, por eso me he puesto a grabar un disco, creo que lo tendré antes de que termine julio…
Últimamente el verde está muy de moda, ¿habrá mucho verde en la imagen del próximo disco?
No. El verde no va a ser el color predominante… El nuevo disco será muy luminosos, va a haber mucho sol, de ese que quema y te ciega. Y algo de noche también…
¿Algún toque queer?
¿Qué es queer? Que alguien me lo explique porque cada uno me dice una cosa diferente y en cada definición siempre hay cosas que ya existen y que no son nuevas.
La Prohibida siempre ha sido muy activista.
Actualmente se abusa demasiado del término ‘activista’, se ha convertido en una etiqueta, una especie de chapa que te pones en la camiseta con mucha facilidad.
Conozco a activistas de hace muchos años, gente que ha estado en entornos muy hostiles y que se han enfrentado a situaciones muy tremendas, para mí el activismo va mucho más allá de lo que acostumbro a ver hoy en día. Yo no me considero una activista, soy una visibilizadora.
Cierto, hacerse visible una misma puede abrirle las puertas a otrxs.
Bibiana Fernández, por ejemplo. Ella nunca habló en nombre de ningún colectivo trans, sin embargo, mostrarse a la sociedad tal cual es ha sido súper útil. Eso es ser una visibilizadora.
Y para saber más del tema la Prohibida recomienda la serie ‘Nosotrxs’ dirigida por Paco Tomás que puede verse gratuitamente en la web de RTVE. Si te parece, empezamos con el test del Plumómetro para saber cuánta pluma tienes en un porcentaje del 0 al 100%.
Vale.
En tu caso, propongo reivindicar la expresión de género masculina y medirte el martillo para saber cuánto de ‘machorra’ puedes llegar a ser.
¡Me encanta! Reivindiquemos los topicazos de esas mujeres lesbianas y no lesbiana que son masculinas, entre comillas, porque son maravillosas y nos encantan sus camisas de cuadros, sus pantalones de pinzas y que vayan al Bauhaus y se monten la casa ellas solas (risas).
¡Eso es! Primera pregunta: ¿qué es lo primero que haces cuando te despiertas?
Un café muy grande en mi cafetera italiana.
Detalle importante para medir tu martillo: ¿cómo es tu pijama?
No me gusta la ropa, soy nudista. De hecho, me he vestido para esta entrevista, pero no es estar desnuda, es estar sin ropa. Es diferente. Soy muy fresca y muy natural.
¿Qué música has escuchado hoy mientras tomabas tu café sin ropa?
Hoy me he puesto Joe Crepúsculo. También escucho el niño de Elche, Algora… Todo muy indie español.
¿Y qué desayuna la Prohibida?
Para eso soy muy martillo: me tumbo, me tiro, me despanzurro y como mi bandejita de frutos del bosque con galletas de avena.
¿Sueles mirar el horóscopo?
Depende, el horóscopo hay que saber interpretarlo, pero si es el horóscopo de Samantha Hudson, me lo leo.
Esta es la predicción para Géminis: No sé si es lumbalgia o la goma del tanga que te aprieta demasiado. Pero noto tensiones muy fuertes, este mes tu peor enemiga serás tu mismas y esa necesidad compulsiva de masturbarte…
Estos días me gusta acariciarme en la ducha, pero ni estoy tan salida ni soy tan ninfómana. Lo que sí es verdad es que mi peor enemiga soy yo misma.
Voy a proponerte un juego: te digo un nombre y tú me dices qué emoticono le enviarías a esa persona si te la encontrases en Grindr.
Haciendo un repaso de tus más de 20 años de carrera, ¡he podido leer que fuiste estríper!
Cierto, en el año 95 ó 96 hacía desnudos integrales. Me ponía un esparadrapo y me pintaba un triángulo con un rotulador edding ahí abajo…
¡Qué picarona! ¿Era en ese momento cuando te hacías llamar ‘la Perdida’?
He tenido varios nombres. Una noche, por ejemplo, utilicé el de ‘Shayla’. Me dije: ‘A ver, un nombre que sea muy travesti’…
Hablando de travestis, en el 96 cuando empezaste a abrirte camino en Madrid, trabajaste con Alaska.
En esa época vivía en Roma. Subía y bajaba por trabajo. Es verdad que en uno de eso primeros viajes, Alaska me llamó junto a otras drags y travestis para trabajar en la promo de un disco de los 90.
Es más, Alaska te ha versionado hace poco.
¡Alaska me ha versionado dos veces! (emocionada). Una con Flash y ahora con Eres tan travesti
¿Cuándo llegará el día en el que la Prohibida versione a Alaska?
¡Quiero hacerlo! De hecho, lo hablaba con Spunky del grupo Fangoria hace poco, pero no sé cuál voy a hacer porque tiene tantas que me encantan que es muy difícil elegir una.
Todo pinta a que en ese nuevo disco lleno de sol y sin verdes habrá versión de Alaska. Por cierto, para terminar el repaso de tu carrera, ¿cuál ha sido ese momento profesional que marcó un antes y un después?
El momento clave para mi carrera fue 2 meses después de sacar Flash. Fue cuando empezaron a llamarme de latinoamérica, y me vi con ciertas posibilidades de dedicarme a la música de forma más seria.
Siempre he actuado en bares y sigo haciéndolo pero 2005 es el año que marcó mi carrera, cuando empieza lo que es mi vida de ahora: álbumes, promociones y giras por España y América.
Y para terminar, de la serie de preguntas profundas: si pudieses viajar al pasado y encontrarte contigo mismo de niño, ¿qué consejo te darías?
Fíjate que no me diría mucho porque siempre he hecho lo que me ha dado la gana y creo que no hubiese aceptado ningún consejo. Siempre he sido una persona muy libre, he escogido aquello que me estimula, respetando a los demás. Esto, a veces, me ha llevado a aprendizajes muy duros pero hubiese llegado al mismo lugar.
Antes de revelar tu porcentaje de martillo, te propongo subir nota con una pregunta indiscreta de Agustín Cascales de Shangay.
No quiero que me subas la nota pero quiero conocer la pregunta.
La pregunta indiscreta es: ¿cuál es la práctica o experiencia sexual más curiosa que has tenido en un camerino?
En el trabajo siempre estoy travestida y no me gusta tener experiencias sexuales travestida, prefiero relacionarme íntimamente con la cara lavada. Así que lo siento Agustín, no tengo una respuesta interesante y morbosa para ti.
¡Muchas gracias por tu sinceridad y naturalidad! Basándonos en tus respuestas y teniendo en cuenta los parámetros y cánones del test del plumómetro, determinamos que el martillo de la Prohibida es del 79%. ¡Enhorabuena, casi un 8 de machorra!
¡Me encanta!
Soy una travesti mochilera, machorra y asilvestrada, por supuesto (risas).
NOTA: El test del Plumómetro es una reivindicación en clave de humor sobre la libre expresión de género. Un modo de jugar y romper con etiquetas creadas a partir del binarismo de género hombre (masculino) y mujer (femenina), y de premiar ‘la pluma’, tanto la masculina como la femenina.