Los ojos de Tammy Faye, película dirigida por Michael Showalter, cuenta la vida de la telepredicadora estadounidense Tammy Faye y su relación amorosa con Jim Bakker, otro telepredicador al que conoció en los 60. La película arranca en el momento en el que ambos se conocen.
Tammy Faye se crio con su madre y con su padrastro, ya que su padre biológico Carl Oliver se divorció de forma muy temprana. Vivía con siete hermanos en una morada muy humilde y con una educación estrictamente religiosa, lo cual le hizo muy seguidora del cristianismo. La educación que recibía era muy represiva, llegando a prohibirle incluso usar maquillaje.
Jim Bakker era un DJ que hacía las veces de showman, con seminarios en los que criticaba de forma humorística la visión del cristianismo que tenía el castigo como premisa. Uno de estos seminarios le sacó más de una sonrisa a Tammy, que estaba entre el público y que le habían convencido las palabras del showman, debido a la dura infancia que tuvo que soportar.
Se casaron muy pronto, dos días después de su primera cita, y no pararon de recorrer el mundo a base de difundir su visión del evangelio. Se combinaban muy bien, él se dedicaba a predicar su palabra y ella lo acompañaba con canciones.
También fue muy transgresora para el colectivo LGTB+, colaborando con iglesias LGTB-friendly o incluso llevando a sus hijos al desfile del Orgullo Gay. Pero lo más trascendente, sin duda, fue su entrevista a Steve Pieters, un activista gay que tenía SIDA.
En una época como los 80, en la que el VIH se dispersó y el SIDA se cobró muchas víctimas, logró frenar la discriminación hacia las personas portadoras del virus y concienciar sobre el tema. Además, tocó el tema de la homosexualidad según la Iglesia, alegando que el amor de Dios no distinguía de orientaciones sexuales y exponiéndose a todo tipo de críticas por parte de diversos sectores religiosos.
«A lo largo de los años, muchas personas se me han acercado y me han dicho que mi entrevista con Tammy Faye les salvó la vida o los ayudó a darse cuenta de que podían ser homosexuales y cristianos» contó Pieters sobre la entrevista.
La Tammy Faye «ficticia», galardonada
Después de dos nominaciones, Jessica Chastain por fin consigue el mayor premio que alguien de su gremio puede recibir: el Óscar a la Mejor Actriz. Y no ha sido nada fácil, ya que ha tenido que imponerse a nombres de la talla de Olivia Colman, Nicole Kidman, Penélope Cruz o Kristen Steward.
La actriz ha recibido muchos elogios por su gran interpretación, lo cual le ha llevado también a obtener un premio del Sindicato de Actores y otro de la Crítica Cinematográfica.
