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‘¡Dolores, guapa!’, el documental LGTB+ que arrasa en el Festival de Cine de Sevilla

El documental LGTB+ '¡Dolores, guapa!' arrasa en el Festival de Cine Europeo de Sevilla 2021 y en el Festival LesGaiCineMad

El documental ¡Dolores, guapa! no solo arrasó en el Festival de Cine Europeo de Sevilla 2021, sino que también ha llegado al LesGaiCineMad, el Festival Internacional de Cine LGBT+ de Madrid, el pasado viernes 12. El largometraje destaca por intentar explicar que es la identidad sevillana pero, sobre todo, descubrir la figura del “marica andaluz” y su relación con la Semana Santa.

Cuando un andaluz tiene pluma…

Todo empieza cuando en 2019 se viraliza un vídeo bastante curioso: unos jóvenes vitorean a la virgen de su barrio de con ¡Dolores, guapa! ¡La Reina del Martes Santo! ¡El barrio entero pa’ ti! Las reacciones en las redes sociales fueron escambrosas con comentarios homofóbicos y clasistas que ridiculizaban a los protagonistas del vídeo. El director Jesús Pascual y el productor Antonio Bonilla explican que, históricamente, ha sido habitual que se encuentren estos tipos de expresiones religiosas en Andalucía. “En muchos casos, funciones simbólico-rituales como estas han quedado relegadas a los mariquitas de los pueblos y los barrios, al mariquita andaluz. Con esta película, pretendemos rastrear a nuevas generaciones de personas que quizás podrían haber cabido en esas palabras.”

Dolores guapa
Antonio Bonilla y Jesús Pascual, creadores del documental «¡Dolores, guapa!». Fuente: Antonio Bonilla y Jesús Pascual

El relato de Antonio es el hilo conductor de la trama: conocido como “la Palomita de San Gil”, tiene 88 años y su vida ha estado llena de paseos por su barrio, fiestas con sus amigas, piropos de albañiles, coplas de Juanita Reina, saetas a la Macarena y encuentros clandestinos con los esposos de las vecinas.

El productor y el director explican que “fuera de la norma, las temporalidades son distintas: resulta esencial darnos la mano a través de las edades, encontrarnos en un gesto, un ritual, un fetiche, un álbum de fotos, un abanico batiéndose contra el pecho, un movimiento de muñeca; reconocernos a través de ellos en todas las que estuvieron primero y que en ellos siguen todavía vivas.”

La exclusividad de la Semana Santa

El ámbito cofrade todavía es reacio en reconocer los matices y las dimensiones que hay en una ciudad y su Semana Santa. El director explica que por esta razón no se hayan comenzado apenas a estudiar la presencia y las aportaciones históricas de homosexuales en este contexto. “Creo que convendría reparar, no solo en las imágenes y testimonios que en el documental han quedado recogidos, sino también en todos aquellos que pueden intuirse y cuya captación en vídeo resulta, a día de hoy, prácticamente imposible. Las imágenes que faltan también nos ayudan a entender esta historia”.

Dolores guapa
Fotograma. La Macarena, la madre de Antonio y Antonio. Fuente: Antonio Bonilla y Jesús Pascual

Bonilla asegura que “en Sevilla, la Semana Santa define tu identidad. Mi primer acercamiento con esta celebración fue cuando tuve novio. No me di cuenta de que era capillita hasta que de repente él me viene una Madrugada, cangrejeando en la Macarena y llorando esmorecido. Justo en ese momento, me hizo click la cabeza y empecé a tomarme todo esto como una realidad”. Por su lado, Pascual admite que no nació en una familia cofrade, pero ello no fue un impedimento para que le interesara ese mundo. “Recuerdo a mis padres comprarme las cintas de VHS que venían con el periódico, me gustaba bastante la película de Gutiérrez Aragón de Semana Santa”. Además, siempre “mis padres me llevaban a ver las procesiones y con mis tíos visitaba a las imágenes en las Iglesias”.

Múltiples puntos de vista

La creación de ¡Dolores, guapa! tenía como objetivo una posible situación: “antes de proyectar la película en una sala, se pudiera ver el vídeo viral de los jóvenes del Martes Santo y que despertara risas entre el público; que después de ver la película, el vídeo volviera a proyectarse, y que esa segunda vez no se riera nadie”. Porque la Semana Santa es una fiesta que puede entenderse y sentirse de diferentes maneras. Varias de las personas que participan en el largometraje —Carlos Atalaya, Alejandra Puelles, Jesús Romanov, Lola Arnozán, Bachi Delgado, Antonio Millán o Bruno Halcón— no tienen un perfil concreto: van desde los que viven la festividad de una forma más tradicional hasta los que se centran solo en la estética de los pasos. Pascual y Bonilla sabían lo que querían mostrar, “una amalgama de perfiles que fuese desde la edad, el espectro político, barrio y nivel económico” para enseñar que la celebración tiene “una realidad transversal” sin una pauta fija.

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Fotograma. Figura de mármol de Jesucristo. Fuente: Antonio Bonilla y Jesús Pascual

Bonilla expresa alegremente que los que han salido en la película nos han abierto su casa y nos han enseñado su corazón totalmente. A todos les decíamos que podían llegar hasta donde ellos quisieran. Si no quieres contar esto, no lo hagas”. Su marca de identidad la dejaron en parte ahí porque les hemos dejado hablar, no hemos coartado la libertad y el discurso de nadie. No nos interesaba posicionarnos en nada”.

Vidas paralelas

Pascual relata que en su infancia y adolescencia, siempre estaba cerca “de otros niños a los que también les habían llamado maricón en el patio del colegio. Algunos de estos niños, con un poco más de edad, empezaron a participar activamente en la vida de sus hermandades. En algún curso de secundaria o un poco antes, al mismo tiempo que el resto de niños y niñas empezaban a darse besitos los viernes por la tarde, los niños mariquitas traían historias sobre amigos especiales, celos que no se explicaban, manos por debajo de la ropa, conversaciones hasta tarde”.

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Fotograma. Costaleros preparándose para cargar la Virgen. Fuente: Antonio Bonilla y Jesús Pascual

Señala que esas historias no ocurrían siempre dentro de la hermandad, pero sí que emanaban de ella. “Siempre algún conocido, siempre el amigo de un amigo, un niño de tal hermandad de tal pueblo que conocí cuando fui a tal procesión de tal Virgen. Las adolescencias de estos niños pudieron disfrutar de algunos de los episodios reservados solo para la mayoría. No había mucho problema mientras se cuidaran de contarlo en confianza y siempre en voz baja.

¡Dolores, guapa! ha sido una muestra de afecto, de cariño hacia los testimonios de aquellos niños, “habla la otra parte, cuentan las mismas historias; mi intención con la película era que ya no lo tuvieran que hacer en voz baja.” Pascual reflexiona y espera que desde el colectivo heteronormativo la película no sea solo una “película de los capillitas mariquitas, sino que sea una de las muchas que habla de esta fiesta, y que esta abra debates, que se tengan conversaciones sobre un tema poco estudiado”.

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