
Todo el mundo habla de él en estos días y no es para menos, ya que aquel niño de San Fernando, Cádiz, que quería ser cantante paseándose por Canal Sur y el programa de Juan y Medio se codea ahora ni más ni menos que con la reina latina del cine y la canción, Jennifer López.
Hablamos, evidentemente, de Abraham Mateo, quien acaba de presentar su nueva canción, Se acabó el amor, en la que canta con JLo y el cantante urbano Yandel. El tema ha sido toda una revolución, ya que, en pocas horas, alcanzó las 100 mil reproducciones que, a estas alturas, serán ya historia.
Mientras se presenta el videoclip que en estos días graban en los estudios de Hollywood, donde han posado juntitos los tres en Instagram, revolucionando las redes, nada mejor que repasar las mejores imágenes del Abraham Mateo ya hombre, nada que ver con aquel niño lozano y regordete, que presume de cuerpo y de ser cada día más un clon de otra estrella latina, como Maluma.
No se puede negar, y el que lo haga se miente vilmente, que el gaditano es todo un bellezón de niño que está echando muy buenas hechuras. Se nota que a él le daban dos, Petit-suisse, me refiero, aunque ahora, más bien, juzgando por ese cuerpo tan bien definido, el chico se debe comer uno, por lo de mantener el tipo.
Si ya lo decía Carlos Cano cuando cantaba aquello de que la Habana es Cádiz con más negrito, Cádiz es la Habana con más salero. Pues eso, que Cádiz y América latina han vuelto a unirse y en esta ocasión gracias a Abraham, que se pasea en estos días por Latinoamérica como toda una estrella latina que levanta muchas pasiones, como si llevara viviendo toda su vida al otro lado del Atlántico.
Y es que el chico se ha mimetizado con toda una estrella del reggeatón latino con ese look que se gasta en las fotos que comparte en sus redes sociales. A su piel morena, que la lleva en los genes andaluces, se le suma ese corte de pelo, bien con flequillón lacado o con coletilla alta, pendientes en sus orejas y colgantes varios en sus cuellos, además de camisetas anchas y esa barba de dos días que le da un toque de malote que contrarrestan con esas facciones de niño de la que no puede desprenderse.
El muchacho se quiere, sabe que gusta, y lo explota, sobre todo últimamente, cuando su perfil de Instagram se ha llenado con sus fotos sin camiseta. Bien posando delante del espejo, ¿quién no lo ha hecho?, de espalda con sus dorsales desarrollados o pillado en la calle, sin camiseta y con calzonas deportivas, mientras mira el móvil y presume de bíceps. Pero también se lanza sobre la cama con sus Calvin Klein negros, se ríe y el chico está también para comérselo.
Por ello no es extraño que más de dos millones de personas en todo el mundo hayan caído rendidas a sus encantos y lo sigan día a día en su perfil de Instagram. No hay duda de que la suerte le sonríe y que Abraham Mateo se está comiendo el mundo a mordiscos, pero al chico le gusta mantener los pies en la tierra y, como ha dicho en alguna entrevista, “un cantante puede tener mucho talento y suerte; pero si no eres perseverante, no pasa nada. ‘Ser humilde abre puertas, pero ser agradecido las mantiene así’ es una frase que me representa».