
El 1 de marzo de 2017 se recordará como el día en que Finlandia legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo. En el mismo día decenas de parejas gays celebraron sus bodas civiles.
El matrimonio homosexual es por fin posible en Finlandia. Un complicado camino hasta la legalización debido a la oposición de la clase política conservadora y a la iglesia.
Finlandia equipara los derechos de los homosexuales a los de las parejas heterosexuales, lo que les permite casarse por lo civil, tomar el apellido del otro cónyuge y adoptar niños sin vínculos biológicos con la pareja.

Hasta ahora Finlandia solo autorizaba registrar la unión entre dos personas del mismo sexo como parejas de hecho y a adoptar a los hijos biológicos del otro miembro de la pareja.
El colectivo LGBT finlandés organizó muchas acciones para cambiar la ley. La clase política conservadora y la Iglesia Luterana finlandesa han sido los principales opositores, en un país mayoritariamente liberal.
Sin embargo en su web, la Iglesia vuelve a mostrar el rechazo: “A pesar que la ley ha cambiado, la enseñanza de la iglesia sobre el matrimonio no lo ha hecho. La celebración de ceremonias eclesiásticas sigue concerniendo solo a las bodas entre un hombre y una mujer” y advierte los sacerdotes que oficien bodas homosexuales de que “se atengan a las consecuencias”.

Después de muchos obstáculos, 2013 es el año en que el matrimonio homosexual es por primera vez debatido en el Eduskunta (parlamento finlandés).
La aprobación surge en noviembre de 2014, pero el partido ultranacionalista Verdaderos Finlandeses, tras las elecciones, impulsaron una iniciativa que pretendía abolir la ley antes de su entrada en vigor. La votación de la misma en el Eduskunta ha sido rechazada por 120 votos en contra frente a 48 a favor.
Finlandia se ha convertido así en el vigésimo segundo país del mundo en que el matrimonio homosexual es legal. España ha sido el cuarto país del mundo en legalizarlo, el 3 de julio de 2005.